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Este blog es un espacio diseñado para los alumnos del nivel medio. Aquí encontrarán programas, contenidos y actividades de la asignatura Historia y Geografía. También podrán acceder a distintos recursos, diarios, películas, videos, textos, música y otros que contextualizan los temas desarrollados en clase.

Prof. Federico Cantó

domingo, 21 de septiembre de 2014

DESCOLONIZACIÓN DE ÁFRICA


LAS INDEPENDENCIAS EN LA REGIÓN DEL MAGREB

Burguiba, líder del tunecino partido Neo-Destur (Nueva Constitución), planteó una estrategia negociada por etapas. Interrumpidas las negociaciones por el gobierno de París en 1951, la respuesta armada de los tunecinos llevó a que en 1954 Túnez obtuviera la plena autonomía política y en 1956 la independencia.

En Marruecos, el partido Istiqlal (Partido de la Independencia) trataba de conseguir la independencia bajo la soberanía del Sultán Mohamed Ben Youssef, que gozaba de poderes teóricos bajo la administración francesa. La tensión finalmente estalló con graves disturbios brutalmente reprimidos en Casablanca en 1952.

La respuesta francesa fue deportar al sultán a Magadascar lo que provocó la insurrección general (1954-1955). Finalmente los franceses tuvieron que ceder. El sultán, que pronto sería el rey Mohamed V, retornó triunfalmente en noviembre de 1955  y el reino de Marruecos alcanzó la independencia el 2 de marzo de 1956. La España de Franco no puso ningún impedimento para conceder la independencia en la zona norte que controlaba y cedieron a las nuevas autoridades de Rabat el control del conjunto del territorio.

El proceso de independencia en Argelia constituyó uno de los episodios más sangrientos del proceso descolonizador. La presencia de una fuerte minoría europea llevó a que el gobierno de París se negara a aceptar las demandas nacionalistas. La guerra de Argelia (1954-1959) fue un episodio enormemente traumático, tanto para la metrópoli como para la colonia. El enfrentamiento entre el Frente de Liberación Nacional (FLN) argelino y el ejército francés provocó que casi medio millón de argelinos musulmanes y 25.000 soldados franceses perdieran su vida en el conflicto.

 La gravedad de la situación llevó a que en Francia se llegara al borde de la guerra civil. La vuelta al poder de De Gaulle salvó al país del conflicto y trajo una nueva constitución para Francia. Con respecto a Argelia, De Gaulle, que llegó al poder como abanderado de la defensa de la "Argelia francesa", tuvo que ceder finalmente e iniciar negociaciones con el FLN. Los Acuerdos de Evian abrieron el camino a la proclamación de la independencia en julio de 1962.

EL DESPERTAR DEL ÁFRICA NEGRA

En muchos casos aquí la descolonización se realizó de forma progresiva y sin grandes problemas por parte de las metrópolis para su concesión.

En el África anglófona la figura pionera fue N'Krumah, quién consiguió la independencia para la antigua Costa de Oro que pasó a llamarse Ghana en 1957. El resto de las colonias se independizaran en el período 1960-1965.

Un caso particular es el de Rodhesia del Sur, territorio portugués rico en minerales, donde los colonos blancos declararon unilateralmente la independencia en 1965, estableciendo un régimen de apartheid, comparable al vigente en Sudáfrica. Hubo que esperar a 1979 para que fueran desalojados del poder y para que ese territorio alcanzara una verdadera independencia. En adelante se llamó Zimbabwe.

En el África francófona destaca la figura de Sedar Senghor, líder nacionalista senegalés. Aquí, pese a los intentos de agrupar a las colonias en una Comunidad Francesa, a partir de 1960 las colonias alcanzaron la independencia, estableciendo relaciones de cooperación con la  antigua metrópoli que en muchos casos son situaciones evidentes de neocolonialismo.

El caso del Congo belga nos muestra un ejemplo de descolonización convertido en drama. Nada más producirse la independencia en 1960 bajo la dirección de Patrice Lumumba, la rica provincia minera de Katanga proclamó su independencia dirigida por Moise Tshombé y con el apoyo de los colonos belgas. Tras una larga guerra civil, en la que Lumumba fue asesinado, el general Mobutu se convirtió en el dictador del país. Con la ayuda de los "cascos azules" de la ONU consiguió reintegrar a Katanga en el país. 

Todos estos jóvenes estados se agruparon en la Organización para la Unidad Africana (OUA), fundada en 1963. Su principal preocupación fue evitar los conflictos fronterizos y secesionistas que daban lugar a brutales guerras civiles como la de Katanga o la de Biafra que asoló Nigeria en 1966-1970. 

Uno de los grandes problemas africanos es que las fronteras fueron decididas en Londres o París, sin tener en cuenta la realidad tribal existente previamente. Tras la descolonización, los conflictos entre estados que no responden a realidades nacionales o las guerras civiles entre grupos étnicos o tribales dentro de un mismo estado se han convertido en una triste costumbre en el continente.

La última etapa descolonizadora tuvo lugar en los años setenta y afectó a las colonias ibéricas. España cedió precipitadamente el Sahara Occidental a Marruecos y Mauritania en 1975. La agonía de Franco aceleró un proceso en el que no se contó con la población saharaui. Un poco antes, la "revolución de los claveles" portuguesa precipitó la independencia de Angola y Mozambique. La descolonización de las colonias portuguesas se produjo en un marco internacional caracterizado por el recrudecimiento de la guerra fría, lo que explica en gran medida las largas guerras civiles que se abatieron sobre estos países, en especial en el caso de Angola.


DESCOLONIZACIÓN DE ASIA

 LA EMANCIPACIÓN DE ASIA ORIENTAL

La India: la independencia y la partición

El movimiento nacionalista en la India es uno de los más antiguos y originales que aparecieron en las antiguas colonias. Organizado en torno al Partido del Congreso, fundado en 1885, desde la Primera Guerra Mundial fue liderado por Gandhi, defensor de la no violencia. Junto a su discípulo y principal líder político del movimiento, Nehru, reclamó insistentemente la independencia, concretando esta demanda en la resolución "Quit India" de 1942.
MAHATMA GANDHI

La victoria de los laboristas de Atlee en 1945 facilitó las negociaciones que se iniciaron ese mismo año. Muy pronto surgieron dos posturas enfrentadas, mientras que Gandhi y Nehru defendieron el mantenimiento de un único estado multireligioso, el líder de la Liga Musulmana, Ali Jinnah, planteó la partición de la colonia en dos estados, uno hindú y otro musulmán.

Tras una guerra civil que desgarró al país (1946-1947),  Nehru finalmente se avino a la idea de la partición  reuniéndose en junio de 1947 la Conferencia de Nueva Delhi con Jinnah y Lord Montubatten en representación del gobierno de Londres. El resultado fue el nacimiento de dos estados independientes el 15 de agosto de 1947: la Unión India, de mayoría hindú y dirigida por el Partido del Congreso de Nehru y Pakistán, de mayoría musulmana. Las transferencias de población que acompañaron esta partición se convirtieron en un brutal baño de sangre.


Los japoneses derrotaron y desalojaron a los holandeses en 1942, favoreciendo el desarrollo del movimiento nacionalista dirigido por Sukarno. Poco antes de retirarse las tropas niponas, el 17 de agosto de 1945, se proclamó la independencia de Indonesia.

Tras el fin de la guerra, el gobierno de los Países Bajos intento por dos veces, en 1947 y en 1948, retomar el control del archipiélago por la fuerza. La resistencia Indonesia y las presiones de la ONU y EE.UU., que llegó a amenazar con retirar a Holanda la ayuda del Plan Marshall, hicieron que finalmente, a fines de 1949, Indonesia alcanzara su independencia bajo la presidencia de Sukarno.


El conflicto que desangró a Indochina de 1946 a 1954, lo que conocemos como la guerra de Indochina, fue la primera fase de un desgarrador conflicto que se prolongará en la guerra de Vietnam. Los franceses, como los holandeses, fueron desalojados por Japón durante la Segunda Guerra Mundial de su colonia en Indochina. El 2 de septiembre de 1945, Ho Chi Minh, líder del Viet-minh, guerrilla comunista y nacionalista, proclamó la independencia.

Francia también fracasó en su intento de restaurar por la fuerza su dominio y, tras la derrota de Diem Bien Fu, firmó los Acuerdos de Ginebra en julio de 1954. En ellos se acordó la  independencia de Laos y Camboya y la partición en dos estados de Vietnam, uno comunista al norte y otro pro-occidental al sur.

Tras la guerra de Corea, la guerra colonial se había convertido en un conflicto de la guerra fría. En ese marco, los Acuerdos de Ginebra fueron una simple tregua. Las elecciones previstas que debían servir para la reunificación democrática de Vietnam nunca se llegaron a celebrar.




EL PROCESO DE DESCOLONIZACIÓN

EL PROCESO DE DESCOLONIZACIÓN

El nacimiento de los nacionalismos



MAHATMA GANDHI
La Gran Guerra 1914-1918, abrió el camino para el despertar de los pueblos colonizados. Las nuevas elites indígenas, educadas en Occidente e impregnadas de las ideas de democracia y libertad y a la vez excluidas de los cargos administrativos y políticos, formarán los cuadros de los primeros grupos nacionalistas. Esta naciente idea nacional estará representada en diferentes figuras que jugarán el papel de símbolos: Gandhi(foto) apelará a la conciencia religiosa hindú, Burguiba, en Turquía, se inspirará en el laicismo transformador de Kemal Ataturk, mientras que Ho Chi Minh,(Vietnam)  planteará la revolución comunista junto a la emancipación nacional.

La modernización económica -infraestructuras, hospitales, escuelas- que llevaron las metrópolis a las colonias tuvo un doble resultado contradictorio, de progreso y de desequilibrio. Los adelantos médicos, unidos al mantenimiento de una alta tasa de natalidad, provocó en el período de entreguerras el inicio de la explosión demográfica. Este aumento de la población se produjo en sociedades que no experimentaron un crecimiento económico significativo. Desocupación en el campo y hacinamiento en las ciudades fueron los resultados de una sociedad en la que el descontento social fue pronto aprovechado por los nacionalismos anticolonialistas. 

El efecto de la Segunda Guerra Mundial

El conflicto bélico trajo una fuerte aceleración al proceso de crisis de los sistemas coloniales. Los factores que lo explican son varios:
MAPA DE LAS COLONIAS EUROPEAS A COMIENZOS DEL SIGLO XX 
La rápida derrota de Francia, Bélgica y Holanda supuso un fuerte desprestigio de las metrópolis en sus respectivos imperios coloniales. También el imperialismo inglés derrotado en gran parte de Asia sufrió una situación parecida. Las potencias del Eje trataron, evidentemente, de aprovecharse de esta situación. El ejemplo más claro es la apelación que los japoneses hicieron a los pueblos que conquistaron para unirse y rebelarse contra el dominio de los blancos europeos.

El Reino Unido y la Francia Libre enrolaron en sus ejércitos a muchos habitantes de las colonias. Un ejemplo lo constituye los más de dos millones de hindúes fueron movilizados por el Imperio Británico, o la mayoritaria presencia de magrebíes en el ejército francés que luchó en Italia junto a los Aliados. La sangre derramada legitimó las reivindicaciones de los pueblos colonizados. 

Las dos grandes superpotencias surgidas de la guerra, EE.UU. y la URSS, defendían posturas anticolonialistas e impulsaron su proceso de emancipación. Los norteamericanos, además de recordar su propio origen nacional, apoyaron la apertura de mercados para sus capitales y productos y el consiguiente fin de las trabas coloniales. Los soviéticos lo hicieron desde su propia ideología anticapitalista y antiimperialista. 
El acuerdo de las dos superpotencias, al que pronto se fue uniendo el voto de los países que iban naciendo en el proceso de descolonización, hizo que la ONU jugara un papel impulsor del proceso descolonizador. 

LOS MODELOS DE DESCOLONIZACIÓN

Podemos distinguir diversos tipos de descolonización, atendiendo a dos variables. Con respecto a la violencia del proceso nos encontramos con:
Descolonización sin guerra de independencia. Fue el caso cuando las metrópolis comprendieron la inutilidad de resistirse a un proceso histórico ineludible. La ausencia de guerra no implica que no hubiera disturbios importantes, como fue el caso de Marruecos o Túnez, o de gravísimos conflictos o guerras civiles entre comunidades indígenas rivales, como sucedió en la India entre hindúes y musulmanes.

Descolonización con guerra de independencia. Cuando la metrópoli se negó a aceptar el cambio. Los ejemplos más claros fueron en Argelia e Indochina en el Imperio francés y en Indonesia en el holandés. 

Actividades:
a) Identificá las causas que impulsan la descolonización, dentro de las colonias y en su contexto internacional.

ENSEÑAR Y APRENDER CON TIC

lunes, 8 de septiembre de 2014

PERONISMO Y AMPLIACIÓN DE LA CIUDADANIA

EL PERONISMO Y UNA NUEVA CONCEPCIÓN DE LA CIUDADANÍA

El atractivo político fundamental del peronismo reside en su capacidad para redefinir la noción de ciudadanía dentro de un contexto más amplio, esencialmente social. La cuestión de la ciudadanía en sí misma, y la del acceso a la plenitud de los derechos políticos, fue un aspecto poderoso del discurso peronista, donde formó parte de un lenguaje de protesta, de gran resonancia popular, frente a la exclusión política. Algo del poder de esos componentes del lenguaje político peronista se originó en que ya formaban parte del lenguaje tradicional de la política democrática, que demandaba igualdad de acceso a los derechos políticos. Esa tradición ya se había encarnado principalmente en la Unión Cívica Radical y su líder Hipólito Yrigoyen.
Antes de 1930, el partido radical había movilizado a las clases medias urbanas y rurales, así como a una porción no pequeña de las clases humildes urbanas, con una retórica y con un lenguaje tradicional acerca de la ciudadanía y los derechos y obligaciones de carácter político. […]. El éxito de Perón con los trabajadores se explicó, más bien, por su capacidad de refundir el problema total de la ciudadanía en un molde nuevo, de carácter social.
El discurso peronista negó la validez de la separación, formulada por el liberalismo, entre el Estado y la política por un lado y la sociedad civil por el otro. La ciudadanía ya no debía ser definida más dentro de la sociedad política, sino redefinida en función de la esfera económica y social de la sociedad civil. En los términos de su retórica, luchar por los derechos en el orden de la política implicaba inevitablemente el cambio social. Más aún, al subrayar constantemente la dimensión social de la ciudadanía, Perón, desafiaba en forma explícita la validez del concepto de democracia que la limitaba al goce de derechos políticos formales, y a la vez ampliaba ese concepto hasta hacerlo incluir en la participación de la vida social y económica de la nación.
En parte esto se reflejó en la reclamación de una democracia que incluyera derechos y reformas sociales, así como en una actitud que trataba con escepticismo las demandas políticas formuladas por el liberalismo formal. Esto se tornó del todo patente en la campaña electoral de 1946. El llamamiento político de la Unión Democrática se expresó poco menos que totalmente en el lenguaje de las consignas  democrático liberales. En los discursos y manifiestos políticos no hubo virtualmente mención alguna al tema social. En cambio, se encuentra un discurso político totalmente estructurado en términos de libertad, democracia, la Constitución, elecciones libres, libertad de palabra y demás.

James, Daniel. Resistencia e integración. El peronismo y la clase trabajadora
argentina 1946-1976. Buenos Aires, Sudamericana, 1990, pp. 27-30.

Actividad:

a) Compará y establecé las diferencias entre el concepto de ciudadanía liberal y el concepto de ciudadanía del peronismo.

17 de octubre de 1945

LA PLAZA DE MAYO Y EL 17 DE OCTUBRE

El hecho de que la manifestación culminara en la Plaza de Mayo fue por sí solo significativo. Hasta 1945 esa plaza, situada frente a la casa de Gobierno, había sido en gran medida un territorio reservado a la gente  decente, y los trabajadores que se aventuraban allí sin saco ni corbata fueron más de una vez alejados e incluso detenidos. Una fotografía ampliamente difundida que se tomó el 17 de octubre muestra a los obreros arremangados y sentados en los bordes de las fuentes de la plaza, con los pies sumergidos en el agua. El simbolismo implícito en esta imagen es fácil de apreciar si se tiene en cuenta el sentimiento de incomodidad que embargaba al obrero Lautaro Ferlini cuando visitaba el sector céntrico en los años anteriores al peronismo. Gran parte de ese espíritu de irreverencia y blasfemia, y de esa redistribución del espacio público, característicos de 17 de octubre y la campaña electoral siguiente, parecerían constituir una suerte de anfiteatro basado en el ridículo y el insulto, contra la autoridad simbólica y las pretensiones de la elite argentina. El resultado fue, por cierto, desinflar un tanto la seguridad que la elite tenía de sí misma. También representó una recuperación del orgullo y la autoestima de la clase trabajadora. […]

Esa combinación de significados simbólicos es sagazmente captada en los recuerdos que Félix Luna escribe del 17 de octubre, el día en que él y sus compañeros de estudio, todos radicales antiperonistas, vieron desfilar por la ciudad a las columnas de trabajadores: Bueno, ahí estaban, como si hubieran querido mostrar todo su poder para que nadie dudara de que realmente existían. Ahí estaban por toda la ciudad, pululando en grupos que parecían un mismo grupo multiplicado por centenares.
Los mirábamos desde la vereda con un sentimiento parecido a la compasión. ¿Entonces existían? ¿Tantos? ¿Tan diferentes a nosotros? ¿Realmente venían a pie desde estos suburbios cuyos nombres componían una vaga geografía desconocida. Una terra incógnita por la que nunca habíamos andado? […] Habíamos recorrido todos esos días los lugares donde se debatían preocupaciones como las nuestras. Nos habíamos movido en un mapa conocido, familiar: la facultad, la Recoleta en el entierro de Salmón Feijóo, la Plaza San Martín, la Casa Radical. Todo, hasta entonces, era coherente y lógico: todo apoyaba nuestras propias creencias. Pero ese día cuando empezaron a estallar las voces y a desfilar las columnas de rostros anónimos color tierra sentíamos vacilar algo que hasta entonces había sido inconmovible.

James, Daniel. Resistencia e integración. El peronismo y la clase trabajadora argentina 1946-1976. Buenos Aires, Sudamericana, 1990, pp. 49-50.

Actividad: Lee el texto “La Plaza de Mayo y el 17 de Octubre “y responde las preguntas:

a) ¿Por qué los obreros marchan hacia la plaza de Mayo?
b) ¿Qué intenta trasmitir el autor al hablar de “redistribución del espacio público?
c) ¿Cuál es la visión de elite argentina frente a la marcha de los obreros?
d) ¿Qué importancia tuvo para las clases populares esta manifestación?


EL DESARROLLISMO

A partir de 1955, la sociedad argentina vivió un período muy crítico. Entre el derrocamiento del peronismo y su vuelta al gobierno, en 1973, se sucedieron ocho presidentes.Seis de ellos surgieron de golpes militares y sólo dos accedieron al poder por elecciones, pero en comicios que no fueron completamente libres, porque el peronismo sufrió dieciocho años de proscripción y su líder debió exiliarse en España.

CRONOLOGÍA:

1955-1958: golpe de Estado, gobiernos sucesivos de E. Lonardi y P. Aramburu.
1958-1962: Elecciones con proscripción y presidencia de A. Frondizi.
1962-1963: golpe de Estado y presidencia de J.M. Guido.
1963-1966: Elecciones con proscripción y presidencia de A. Illia.
1966-1973: golpe de Estado y gobiernos sucesivos de Onganía, Levingston y Lanusse.
1973-1973: Elecciones y presidencia de H. Cámpora.
1973-1974: Renuncia del presidente Cámpora, asume R. Lastiri. Elecciones y presidencia de J.D. Perón.
1974-1976: Fallecimiento del presidente J. D. Perón y asunción de la vicepresidente Isabel Martínez de Perón.

La finalización de la guerra de Corea, en 1953, marcó el fin de la demanda internacional de productos alimenticios y la baja de sus precios. Esta situación provocó la desintegración del bloque de poder peronista y demostró la incapacidad del campo para sostener el proceso de desarrollo industrial.
Se hicieron frecuentes los enfrentamientos entre el sector obrero y la burguesía industrial, y el gobierno no pudo sostener habitual su política  de arbitraje. Los salarios quedaron retrasados frente a la inflación y se multiplicaron las huelgas obreras. Por otra parte, el peronismo también tuvo enfrentamientos con los sectores militares y con la Iglesia. El descontento social fue canalizado por los partidos tradicionales como el radicalismo que comenzó a combatir al peronismo.
La única salida posible para el peronismo fue la apertura de la economía a los capitales extranjeros para promover el desarrollo industrial. La Ley de Radicación de Capitales de 1953 incentivó las inversiones extranjeras hacia las actividades mineras e industriales y estableció un régimen de promoción industrial que beneficiaba con exenciones impositivas a ciertas actividades. El gobierno firmó contratos con empresas petroleras norteamericanas modificando su postura frente a los EE.UU.
Las contradicciones de esta etapa del peronismo, sumadas al levantamiento militar, provocaron la caída de Perón. La llamada “Revolución Libertadora” de 1955 fue apoyada por distintas fracciones de la burguesía en las que destaca el sector agrario tradicional, quien logra reconstruir su predominio con el apoyo de partidos de clase media como el radicalismo.
El gobierno militar buscó hacer frente a la crisis económica aplicando un plan de estabilización de precios, congelamiento de salarios y reducción de los gastos del Estado. Se procuró a estimular la producción agraria mediante devaluaciones de la moneda que se reflejaron en una traslación de ingresos hacia el campo. Por otra parte, Argentina, ingresó al F.M.I y al Banco Mundial para acceder al mercado de capitales con la consecuente pérdida de autonomía en la política económica nacional.

 El modelo desarrollista

En 1958, con el peronismo excluido, ganó las elecciones nacionales el radical Arturo Frondizi. El proyecto desarrollista que se pondría en práctica durante su presidencia consistió en encarar la industrialización del país. Desde la perspectiva desarrollista el proceso de sustitución de importaciones había llegado a un estancamiento y se requería hallar los mecanismos para superar las trabas que había encontrado. El aumento de la producción industrial debía conciliar los intereses de todos los sectores, tanto los industriales, los obreros y el Estado se verían beneficiados.
La política desarrollista consideraba necesaria la implementación de la modernización tecnológica en el proceso productivo. La industria necesitaba reponer sus bienes de capital y el agro solo saldría de su estancamiento a través de la inversión en tecnología. La mano de obra, por su parte debía educarse para estar a la altura de los modernos requerimientos técnicos. Para tal fin se crearon organismos de investigación tecnológica: El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas CONICET), Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). Estos organismos actuaron vinculados a las universidades, que en estos años recibieron un gran impulso. El segundo frente de las políticas desarrollistas eran las inversiones públicas. El Estado se concebía como un factor dinamizador que, a través de sus intervenciones y sus planificaciones, dirigiría el ritmo y el rumbo de la modernización económica. Entre los requisitos para lograr una industrialización con ritmo sostenido se hallaba en primer lugar la expansión de las redes de comunicación y transporte y la producción de energía.
Su política económica se orientó al desarrollo de las industrias básicas como el petróleo, la química y la siderurgia, con el aporte de capital internacional. En un principio estos capitales reactivaron la economía estimulando el crecimiento de las industrias asociadas a las industrias básicas, ampliando el mercado de la mano de obra y la ocupación. Si bien en un principio parecían dadas las condiciones para lograr la participación de los sectores populares en los beneficios del crecimiento industrial, pronto se fueron percibiendo los resultados de fondo propios del nuevo modelo “desarrollista”.
En poco tiempo, se manifestaron resultados concretos: Las inversiones extranjeras aumentaron considerablemente. El déficit del presupuesto se redujo del 7,7 % al 1,7 %. La producción de petróleo y acero se triplicó entre 1958 y 1961, logrando al autoabastecimiento. Se radicaron siete industrias petroquímicas y una veintena de fábricas terminales automotrices. Se sancionó una nueva ley de energía. Se impulsó el proyecto de la central hidroeléctrica de Chocón-Cerros Colorados. . El gobierno desarrollista llevó adelante una política de fomento de la producción agropecuaria. %. En cuanto al agro, la meta básica era la mecanización de su producción y la capitalización de sus empresas. En materia ganadera, donde la situación era crítica, el gobierno liberó los precios y otorgó créditos para la retención de vientres, eliminó retenciones a las exportaciones y logró aumentar el stock de ganado.
La acción del capital internacional colocó en una situación de desventaja a los sectores industriales que habían prosperado en el período de sustitución de importaciones. Las grandes corporaciones, con el aporte de una alta tecnificación,  poseían una mayor productividad y absorbían menos mano de obra que las industrias locales. Las empresas extranjeras se radicaron principalmente en el sector dinámico de la industria, en particular en la automotriz. Estos procesos llevaron a una fuerte concentración económica: las empresas grandes tendían a aumentar su participación en el mercado a costa de pequeñas y medianas empresas, que quebraban o eran absorbidas por los grupos económicos más poderosos. Entre 1956 y 1966 hubo un constante aumento en la concentración industrial.
De esta forma, se modificó el panorama industrial, que en la época peronista mostraba una mayor dispersión. El aumento de la concentración coincidió además con una modificación de la estructura industrial. El número de firmas nacionales descendió; fueron desplazadas en su gran mayoría por empresas estadounidenses (seguidas por las italianas y las inglesas). La presencia estadounidense fue considerable: mientras que en América Latina las inversiones norteamericanas crecieron en aquellos años un promedio de 32%, en la Argentina lo hicieron un 243%. Por otra parte, el ingreso de capitales extranjeros condicionaba a la política económica nacional. Para que éstos invirtieran en nuestro país, el Estado debía garantizar políticas de estabilización monetaria y restricción del gasto público que afectaban directamente a las clases medias y populares. Esta situación agudizaba el problema político; la presión obrera no sólo exigía mejoras salariales sino también la legalización del peronismo.  
Sumado a la presión obrera se sucedieron constantes “planteos” militares que exigían la implementación autoritaria del programa de modernización. El gobierno de Frondizi, ante la imposibilidad de derrotar  al peronismo en las elecciones provinciales de 1962, fue derrocado por un golpe militar. El último intento para salvar el sistema democrático representativo fue llevado a cabo en 1963 por el gobierno de Arturo Illia, quien representaba a la U.C.R.P.  La Unión Cívica Radical del Pueblo fue una agrupación política dividida de la UCR que, sobre una base de clase media, intentó incorporar al peronismo sin darle el poder y realizar a su vez la obra modernizadora.