Revolución Rusa.
A fines del
siglo XIX, el imperio ruso había entrado en un proceso de declinación que se
agudizó tras la derrota de los ejércitos del zar en la guerra ruso - japonesa
de 1905, y la revolución que ese año intentó acabar con el absolutismo zarista.
En 1914 estalló
la primera Guerra Mundial y Rusia ingresó al conflicto, el Zar Nicolás II
movilizó un ejército de 14.000.000 de
rusos. El gobierno logró unificar a la población y la oposición quedo momentáneamente
neutralizada. Sin embargo, las derrotas militares renovaron el hambre y el
descontento. Los enormes sufrimientos impuestos al pueblo, la ineptitud de los oficiales
y el pésimo manejo de la economía provocaron el estallido de la revolución. El
23 de febrero la población de Petrogrado, capital del imperio ruso (San
Petersburgo), se moviliza en una manifestación bajo la consigna “Paz y Pan”. El 25 estalla una huelga general
que se extiende a otras ciudades. El 26 se amotinan varios cuarteles porque los
soldados se niegan a enfrentar a los huelguistas. Nicolás II se encontraba en
el frente de combate y sin apoyos es forzado a abdicar en marzo de 1917. Concluyen
con él trescientos años de la dinastía Romanov.
Tras su renuncia
se estableció un gobierno provisional republicano. Sin embargo, el
derrocamiento de la autocracia no fue suficiente: en los meses que siguieron,
la situación política continuó siendo tensa porque el nuevo gobierno no escucho
los reclamos de la población en favor de la terminación de la guerra y por la implantación
de profundas reformas sociales. La jefatura del gobierno fue asumida por un socialista,
Alexander Kerenski, quien intenta imponer una democracia burguesa con el apoyo
de los mencheviques, socialistas moderados, pero éste se mostró impotente ante
las exigencias de profundizar la revolución.
En septiembre un
golpe de estado llevado a cabo por militares intentó derribar al gobierno
republicano. Los soldados y los obreros de Petrogrado, capital rusa, frenaron a
los golpistas y demostraron que el gobierno no era capaz de sostenerse por sí
mismo. Había otro poder en Rusia: el poder de los soviets, agrupaciones de
obreros que se habían organizado durante la revolución de 1905 y que luego se
extendieron a otras ciudades industriales. En 1917 se formaron soviets de
obreros, soldados y campesinos. Estas organizaciones populares, constituidas al
margen de cualquier autoridad fueron el motor de la revolución. En los soviets
convivían distintas tendencias políticas. Una de ellas, los bolcheviques (mayoría),
dirigida por Lenin y Trotski, representaban un grupo con un programa socialista
radicalizado. Su consigna era “todo el poder a los soviets”.
Los bolcheviques,
apoyados en los soviets, impulsaron una nueva revolución: el 7 de noviembre de
1917 (octubre, según el antiguo calendario ruso) desplazaron al gobierno de
Kerenski e instalaron, por primera vez en la historia, un estado comunista. El gobierno
quedó en manos de un “Consejo de comisarios del pueblo”, cuyo presidente era
Lenin.
Los soviets
proclamaron la constitución de la República Soviética. Lenin llamó a
elecciones, repartió tierras y eliminó la propiedad privada. Uno de los
primeros objetivos del gobierno fue conseguir la paz con Alemania a cualquier
precio y para ello suscribió el tratado de Brest – litovsk , lo que significó
la retirada de Rusia de la guerra.
Sin embargo, la
instauración de un estado obrero que eliminó el poder de los aristócratas, los
burgueses y los terratenientes desató una guerra civil en la que, junto con los
antiguos poderosos de Rusia, intervinieron las potencias capitalistas, para las
que el triunfo del comunismo significaba una amenaza. La coalición
anticomunista (los ejércitos blancos) se enfrentó a las fuerzas del gobierno
comunista agrupadas en el “ejército rojo” organizado por el dirigente León
Trotski.
Para enfrentar a
los invasores, los comunistas buscaron la solidaridad internacional de las
organizaciones de izquierda de todo el mundo y en el interior de Rusia
impusieron “el comunismo de guerra”, que consistía en una enérgica
centralización del poder. Destacamentos de obreros armados recorrían los campos
y obligaban a los campesinos a entregar las cosechas necesarias para combatir
el hambre y abastecer al ejército rojo. En 1921 la guerra civil terminó con la
derrota de los ejércitos blancos. Los aliados renunciaron a la lucha y la
revolución se consolidó.
Actividad:
1) Analizá las imágenes y los
epígrafes.
2) Utilizá el texto leído para
realizar una descripción del contexto histórico de cada imagen.
3) Establecé un orden cronológico
de las imágenes.
Alexander kerenski |
Soldados rusos caidos en el frente oriental |
Ejérctio rojo |
Lenin en un desfile de Moscú, 1919 |
León Trotsky inspecciona las tropas del Ejército
Rojo, 1921.
Manifestación de mujeres pidiendo “Pan y
Paz”
|
Zar Nicolás II |