La situación de Buenos Aires.
Entre
tanto, Buenos Aires, a partir de la derrota de Cepeda se sumió en una crisis interna.
Las distintas facciones se disputaban el poder y en un mismo un día se
sucedieron tres gobernadores. La Junta de Representantes de la provincia de
Buenos Aires nombró gobernador a Martín Rodríguez el 26 de septiembre de 1820,
con el apoyo de los estancieros y de los sectores sociales medios y altos de la
ciudad.
Durante
los inicios de su gobierno se produjo un levantamiento que contó con el apoyo
federal, pero que fue sofocado a la fuerza por Juan Manuel de Rosas, quien
entró a la ciudad con los "Colorados del Monte", un grupo de gauchos
altamente disciplinados y armados a su costa, reponiendo a Rodríguez en su
cargo. Fue en ese momento que Rosas recibió el título de Ilustre Restaurador de
las Leyes.
La
Junta de Representantes le entregó al nuevo gobernador Rodríguez “el lleno de
las facultades”, (la suma del poder público) con las cuales pudo devolverle el
orden a la ciudad. Martín Rodríguez gobernó la provincia de Buenos Aires entre
1820 y 1824. Su gobierno fue de tendencia unitaria y sus obras se vieron
encauzadas principalmente por sus ministros Bernardino Rivadavia (gobierno),
Manuel José García (hacienda) y su asesor legal —desde 1823— Miguel Mariano de
Villegas.
El
gobierno de Martín Rodríguez inició un período de paz y de progreso para Buenos
Aires. Muy pronto se sancionó una ley de elecciones que consagraba el principio
del sufragio universal y otra que suprimía el Cabildo y reorganizaba la
administración de justicia. Otras medidas siguieron luego. La Ley de Olvido
procuró aquietar las pasiones desatadas por la lucha entre las facciones, y la
que consagraba la libertad de cultos facilitó la radicación de inmigrantes
extranjeros de credo protestante.
En la nueva situación internacional Portugal,
el Brasil, los Estados Unidos y luego Inglaterra reconocieron la independencia
de las Provincias Unidas —cuyas relaciones internacionales asumió Buenos Aires—
y establecieron con ellas relaciones consulares que permitieron desarrollar el
comercio exterior. Era ésta una de las preocupaciones del gobierno, que
contemplaba los intereses de la campaña, dedicada a la cría de ganado, y los de
la ciudad, donde predominaba la actividad comercial y artesanal.
Se procuró
atraer técnicos para desarrollar algunas industrias y se crearon los instrumentos
necesarios para el desarrollo de la economía: un Banco de Descuentos el banco
tendría el monopolio del crédito, de la emisión de billetes canjeables por oro
y plata y recibiría los depósitos oficiales, una Bolsa de Comercio y una serie
de 26 medidas para atraer capitales y obtener préstamos; en 1824 la casa Baring
Brothers de Londres otorgó al gobierno argentino un préstamo de un millón de
libras esterlinas con el propósito de construir un puerto, fundar ciudades y
dar aguas corrientes a Bs.As. Nada de esto se hizo y el crédito terminó de
pagarse en 1901 por el estado nacional.
Al
mismo tiempo se introdujeron animales de raza para cruzarlos con los ganados
criollos y semillas para mejorar los cultivos. Estas últimas medidas se relacionaban
con las que el gobierno adoptó con respecto a la tierra pública. Grandes
extensiones de tierras pertenecientes al Estado solían entregarse a particulares
influyentes. Rivadavia elaboró un plan para otorgarlas, según el sistema de la enfiteusis,
a pequeños colonos que quisieran radicarse en ellas y explotarlas mediante el pago
de una reducida tasa de acuerdo con su valor. Así debían incorporarse a la explotación
agrícola —en manos de pequeños productores— las zonas de la provincia que se
extendían hasta el río Salado, no sin resistencia de los grandes estancieros
del sur, acostumbrados a no reconocer límites a sus establecimientos.
Entre
tanto, la situación interprovincial tendía a normalizarse en el litoral. El 25
de enero de 1822. Los gobernadores de Corrientes, Entre Ríos, Santa Fe y Buenos
Aires suscribieron el tratado del Cuadrilátero, que establecía una alianza
ofensiva y defensiva entre las cuatro provincias. La gravedad del problema
aconsejó sortear el tema de la organización nacional, previéndose solamente la
convocatoria de un congreso para que resolviera sobre la cuestión. En cambio,
se establecía categóricamente la libertad de comercio y la libre navegación de
los ríos, cuestiones que tocaban al fondo de las disensiones entre las provincias
litorales y Buenos Aires. Era un triunfo del federalismo, pero era, al mismo tiempo,
un paso decisivo para dilucidar las cuestiones previas a la organización
nacional.
Inspirado
por Rivadavia, el gobierno de Buenos Aires adoptó otras decisiones no menos importantes.
Dispuso abolir los fueros (tribunales propios de la Iglesia) de que gozaba el
clero y el diezmo (impuestos) que recibía la Iglesia. No menos enérgicas fueron
las reformas que introdujo en el ejército para restablecer la disciplina y
aumentar la eficacia de la oficialidad. Naturalmente esta política desató una
fuerte reacción de los elementos retrógrados que acusaron a Rivadavia de
enemigo de la religión.
No
menos decidido se mostró Rivadavia en la política social y educacional. La
creación de la Sociedad de Beneficencia llenó un vacío en la vida de la ciudad
y de la campaña. Las escuelas primarias se multiplicaron, y la aplicación del
método de educación mutua permitió superar las limitaciones de los recursos.
Para los estudios medios estimuló y modernizó el Colegio de la Unión del Sur, a
cuyos planes de estudio se incorporaron las disciplinas científicas, según el
ejemplo de los países más desarrollados y Rivadavia dispuso que se recibieran
estudiantes de las provincias para que se difundieran las reformas que se
introducían en Buenos Aires. Fundó un colegio de agricultura con su jardín
botánico y un museo de ciencias naturales; trajo de Europa instrumentos de
física y de química, y como culminación de su obra educacional creó la Universidad
de Buenos Aires, inaugurada el 12 de agosto de 1821.
Pero
los caracteres del interior del país diferían de los que predominaban en ella.
Buenos Aires pasaba ya de los 55.000 habitantes y estaba en permanente contacto
con Europa a través de su puerto. Las provincias del interior, en cambio, sólo
contaban con unas pocas ciudades importantes y era escasa en ellas esa
burguesía que buscaba ilustrarse y prosperar al margen de la fundamental
actividad agropecuaria en la que se reclutaban las minorías locales. El
ambiente de las ciudades provincianas, y más aún el de las zonas rurales, se
resistía a toda innovación y transformaba en un propósito activo la defensa y
la conservación de su idiosincrasia colonial. Para oponerse a Rivadavia, Juan
Facundo Quiroga izaba en La Rioja una bandera negra, cuya inscripción decía
"Religión o muerte".
ACTIVIDAD:
1) Organizá en un
cuadro las medidas políticas, sociales y económicas que impulsó el gobierno de
Martín Rodriguez.
MEDIDAS DE GOBIERNO
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SOCIALES
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POLÍTICAS
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|
ECONÓMICAS
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2) Seleccioná tres
medidas de gobierno, una social, una
política y una económica, asociada con un principio del liberalismo. Definí y
justificá tu elección.