Los gobiernos provinciales 1820-1824
La crisis política de 1820 fue el fruto de un proceso en el cual la batalla de
Cepeda fue uno de los detonantes. Su consecuencia fue la desintegración de las Provincias
Unidas del Río de la Plata como unidad política. La disolución del Directorio y del Congreso
dejó a las Provincias Unidas sin un gobierno central. Ante esta situación, cada
territorio provincial formó un estado autónomo que comenzó a organizarse
políticamente. Sus límites no eran precisos y comenzaron a delimitarse a partir
de las ciudades. Si bien las provincias estaban de acuerdo en integrarse en un
estado nacional existían diferentes visiones sobre cómo debían organizarse.
Entre tanto, las principales
autoridades de las provincias fueron las Juntas o Salas de Representantes que
tenían el poder de legislar y, en algunos casos, dictar constituciones. Los
representantes eran por lo general, miembros de los grupos sociales y
económicos más poderosos de la sociedad provincial. En la mayoría de los casos las legislaturas
provinciales dictaron constituciones a través de las cuales se organizaban las
instituciones, se establecía la forma de gobierno y su relación con los
habitantes. Estas constituciones respetaban el principio republicano de
división de poderes. El poder ejecutivo estaba a cargo de un gobernador y era
controlado por el poder legislativo y el poder judicial.
En la práctica los gobernadores de este
período eran por lo general caudillos que imponían su voluntad por sobre las
instituciones. El caudillo era el jefe local, político y militar, que se
destacaba por sus condiciones de líder, su capacidad política y su influencia
sobre los distintos sectores de la sociedad local, y en particular sobre los
sectores rurales. Diversos
autores han asociado a los caudillos con el desorden, la anarquía, el poder
despótico, y con relaciones paternalistas y autoritarias.
Sin embargo, esas
afirmaciones pueden ser matizadas. Debemos recordar
que no estaba claro –ni era compartido– el
proyecto de país que se quería construir. Los caudillos, por lo tanto, impulsaban proyectos muy diversos y asumían en
sus territorios el control político de acuerdo
al proyecto en el cual creían, frente a la imposibilidad de construir un Estado único.
Los enfrentamientos políticos que impedían la organización nacional expresaban problemas más profundos que correspondían
a las oposiciones que se generaban entre los grupos sociales, los intereses
provinciales o regionales y las diferencias que se producían entre el campo y
la ciudad. Estos grupos, enfrentados entre sí, representaban proyectos de país diferentes
y en este período de nuestra historia los identificamos como unitarios y
federales.
Ambos responden a las formas en que concebían la organización
política del país. El proyecto unitario o centralista promovía la subordinación
de los poderes provinciales al poder central. Por su parte, los diversos
proyectos federales entendían que la organización del Estado nacional debía
basarse en la asociación de Estados provinciales que delegaran parte de su
poder al Estado central.
Sin duda,
la disputa principal era entre el unitarismo y el federalismo. Pero junto a
ésta se presentan otras de gran importancia. Por ejemplo, el enfrentamiento
entre Buenos Aires y el Interior. Este conflicto no se puede analizar en
términos de “diferencias entre unitarios y federales”. Si bien la mayoría de
los centralistas se encontraba en la antigua capital del Virreinato, los había
por todos lados. Muchos comerciantes de las ciudades del interior consideraban
que sus intereses estarían mejor asegurados por un gobierno central, y, como
veremos a continuación, Buenos Aires era un espacio en el que las ideas
federales también tenían muchos adeptos.
A su vez,
dentro de los grupos federales es necesario también señalar las fuertes
diferencias existentes. Podemos dividirlos en tres grupos. Los federales del
Interior, los federales del Litoral, y los federales de Buenos Aires, estos
últimos ordenados a su vez en “doctrinarios y autonomistas”.
ACTIVIDADES:
1.
Justificá las siguientes afirmaciones:
a) La
batalla de Cepeda condujo a las provincias a organizarse de manera autónoma.
b) En las
provincias existía un único poder concentrado en la figura de “el caudillo”.
c) Los
enfrentamientos entre las provincias eran políticos, sociales y económicos.