El Golpe de Estado de 1930.
Proclama del General José Félix Uriburu
¡Al pueblo de la Capital! Respondiendo al clamor
del pueblo y con el patriótico apoyo del ejército y de la Armada, hemos asumido
el Gobierno de la Nación. Exponentes de orden y educados en el respeto de las
leyes y de las Instituciones, hemos asistido atónitos al proceso de
desquiciamiento que ha sufrido el país en los últimos años.
Hemos aguardado serenamente con la esperanza de una
reacción salvadora, pero ante la angustiosa realidad que presenta al país al
borde del caos y de la ruina, asumimos ante él la responsabilidad de evitar su
derrumbe definitivo. La inercia y la corrupción administrativa, la ausencia de
justicia, la anarquía universitaria, la improvisación y el despilfarro en
materia económica y financiera, el favoritismo deprimente como sistema
burocrático, la politiquería como tarea primordial de gobierno, la acción
destructora y denigrante en el Ejército y en la Armada, el descrédito
internacional logrado por la jactancia en el desprecio por las leyes y
por las actitudes y las expresiones reveladoras de una incultura agresiva, la
exaltación de los subalternos, el abuso, el atropello, el fraude, el latrocinio
y el crimen, son apenas un pálido reflejo de lo que ha tenido que soportar el
país.
Al apelar a la fuerza para libertar a la nación de
este régimen ominoso, lo hacemos inspirados en un alto y generoso ideal. Los
hechos, por otra parte, demostrarán que no nos guía otro propósito que el bien
de la Nación. La participación en el gobierno de eminentes ciudadanos cuya
colaboración hemos requerido atendiendo exclusivamente a sus méritos y virtudes
evidencia en primer término que las fuerzas armadas, con el apoyo moral
de la masa de la opinión, después de haber liberado a la Nación de la
ignominia, ocupan de nuevo su lugar sin ambiciones de predominio.
Debe entenderse, sin embargo, bien claramente que,
para asegurar el orden y la normalidad, el gobierno provisorio procederá con
prudencia pero con una inquebrantable energía, porque el país ha sufrido
demasiado para que el sacrificio sea estéril. Ajeno en absoluto a todo
sentimiento de encono o de venganza, tratará el gobierno provisorio de respetar
todas las libertades, pero reprimirá sin contemplación cualquier intento que
tenga por fin estimular, insinuar o incitar a la regresión. La medida de la
libertad queda, pues, librada al espíritu patriótico de los ciudadanos y al
buen sentido de los habitantes del país. No nos anima ni nos mueve ningún
interés político, no hemos contraído compromisos con partidos o tendencias.
Estamos por lo tanto colocados en un plano superior
y por encima de toda finalidad subalterna y dispuestos a trabajar con todos los
hombres de buena voluntad que aspiren al engrandecimiento de la patria. Tenemos
fundadas razones para admitir que el desengaño de los que se han dejado tentar
con promesas de dádivas personales (que ha sido la forma de corromper las
conciencias para obtener sanciones plebiscitarias) es definitivo. El gobierno
provisorio, inspirado en el bien público y evidenciando los patrióticos
sentimientos que lo animan, proclama su respeto a la Constitución y a las leyes
fundamentales vigentes y su anhelo de volver cuanto antes a la
normalidad, ofreciendo a la opinión pública las garantías absolutas, a fin
de que a la brevedad posible pueda la Nación, en comicios libres, elegir sus
nuevos y legítimos representantes.
Además los miembros del gobierno provisorio
contraen ante el país el compromiso de honor de no presentar ni aceptar el auspicio
de su candidatura a la presidencia de la República. Será también aspiración del
gobierno provisorio devolver la tranquilidad a la sociedad argentina,
hondamente perturbada por la política de odios, favoritismos y
exclusiones, fomentada tenazmente por el régimen depuesto, de modo que en
las próximas contiendas electorales predomine el elevado espíritu de concordia
y de respeto por las ideas del adversario que son tradicionales a la cultura y
a la hidalguía argentinas.
El gobierno provisorio interpreta el sentimiento
unánime de la masa de opinión que le acompaña al agradecer en esta emergencia a
la prensa seria del país el servicio que ha prestado a la causa de la
República, al mantener latente por una propaganda patriótica y bien inspirada,
el espíritu cívico de la Nación y provocar la reacción popular contra los
desmanes de sus gobernantes. Confía que con el mismo acierto, sabrá interpretar
en el futuro el papel esencial que le deparen los acontecimientos, a fin de
encauzar hacia los mismos elevados objetivos los esfuerzos cívicos de la
opinión nacional. La indispensable disolución del actual Parlamento
obedece a razones demasiado notorias para que sea necesario explicarlas. La
acción de una mayoría sumisa y servil ha esterilizado la labor del Congreso y
ha rebajado la dignidad de esa elevada representación pública. Las voces de la
oposición que se han alzado en defensa de los principios de orden y de altivez
en una y otra Cámara han sido impotentes para levantar a la mayoría de su
postración moral y para devolver al cuerpo de que formaban parte el decoro y el
respeto definitivamente perdidos ante la opinión.
Invocamos, pues, en esta hora solemne, el nombre de
la Patria y la memoria de los próceres que impusieron a las futuras
generaciones el sagrado deber de engrandecerla; y en alto la bandera, hacemos
un llamado a todos los corazones argentinos, para que nos ayuden a cumplir este
mandato con honor.
Buenos Aires, 6 de Septiembre de 1930 Teniente
General José F. Uriburu, Comandante en Jefe del Ejército y Presidente del
Gobierno provisorio.
1) Seleccionen oraciones que permiten caracterizar la ideología
de Uriburu y de los sectores golpistas como “nacionalista”, “autoritaria”,
“conservadora” y “elitista” y argumenten su seleccion
2) Adopten el punto de vista de un simpatizante del gobierno de
Yrigoyen y redacten un texto expositivo/argumentativo crítico de la proclama
golpista.