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Prof. Federico Cantó

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jueves, 12 de diciembre de 2013

INVASIONES INGLESAS 1806-1807

Ver anterior: LAS REVOLUCIONES EN AMÉRICA DEL SUR
Ver siguiente: LA REVOLUCIÓN DE MAYO.

Las Invasiones Inglesas en el Río de la Plata

En 1804 Napoleón Bonaparte fue coronado emperador de los franceses. Europa se encontraba agitada por las guerras que enfrentaban a Francia e Inglaterra. En ese mismo año fue nombrado Virrey del Río de la Plata el Marqués de Sobremonte.

El Virreinato sufría las consecuencias de las guerras napoleónicas. España, aliada de Francia, en 1805 asistió  a la destrucción de su armada en la batalla de Trafalgar. La derrota naval de las fuerzas franco-españolas causada por la armada real británica delimitó las nuevas fronteras de la guerra. Francia se hizo fuerte en el continente europeo, sin embargo, los mares quedaron bajo el absoluto dominio británico. Por su parte, España, con su flota destruida, se mostró incapaz de sostener el monopolio comercial con sus colonias.

Frente al bloqueo comercial continental impuesto en 1806 por Napoleón a los productos británicos, éstos se vieron forzados a buscar nuevos mercados donde volcar su producción industrial. Las desabastecidas colonias españolas en Sudamérica, y en especial las del Río de la Plata, fueron vistas por los británicos como un destino alternativo  para expandir su comercio.
Mapa de las operaciones en las invasiones inglesas de 1806-1807


El 24 de junio de 1806, una fuerza de 1500 hombres al mando del general Beresford atacó el fuerte de la ensenada de Barragán, a 60 km. de la ciudad y desembarcó en las costas de Quilmes iniciando la marcha hacia Buenos Aires donde ocupó el fuerte. El Virrey abandonó la ciudad, se dirigió a Córdoba y luego a Montevideo. Los ingleses esperaban ser recibidos amistosamente por los vecinos de la ciudad que se vieron favorecidos por la libertad de comercio y la reducción de los derechos de aduana que decretaron los ingleses. (Reglamento del general Beresford).Sin embargo, la mayoría de la población no ocultó su hostilidad y organizó la resistencia.

Juan Martín de Pueyrredón con un grupo de paisanos armados desafió al invasor pero fue derrotado. El jefe del fuerte de la ensenada de Barragán, Santiago de Liniers, se trasladó a Montevideo donde organizó un cuerpo de tropas con el que atacó el fuerte de Buenos Aires. El 12 de agosto Beresford presentó su rendición.

Ante la ausencia del Virrey un cabildo abierto reunido el 14 de agosto encomendó el mando militar a Liniers desoyendo las protestas de Sobremonte desde Montevideo. Ante la amenaza de un nuevo ataque británico, Liniers, organizó a la población civil en milicias para la defensa de la ciudad. Los nativos de Buenos Aires formaron el cuerpo de Patricios, con los del interior se formó el cuerpo de Arribeños, así fueron formándose los de Húsares, Pardos y Morenos, Catalanes, Gallegos, Andaluces, Cántabros y Montañeses. Todos los vecinos se movilizaron para la defensa, también participaron los esclavos.
Uniformes de las milicias en las invasiones inglesas.

Liniers, impuesto por la voluntad popular, dispuso el principio democrático de que los integrantes de cada cuerpo eligieran a sus jefes y oficiales. A comienzos de febrero de 1807 llegaron noticias de que una nueva expedición había tomado Montevideo. El 10 de ese mes, Liniers convocó a una junta de guerra que, en una medida sin precedentes, decidió deponer al Virrey Sobremonte en vista de su fracaso también en Montevideo. El gobierno recayó en la Audiencia de Buenos Aires.

El 28 de junio de 1807 el general británico Whitelocke desembarcó en la Ensenada de Barragán con una fuerza de 10.000 hombres. La ciudad, bajo la dirección del Alcalde Martín de Álzaga, se fortificó. Liniers, organizó las milicias y Buenos Aires resistió la invasión. La lucha fue dura y el 6 de julio Whitelockle pidió la capitulación. Los ingleses debieron abandonar sus posiciones en el Río de la Plata.

Sin embargo, Buenos Aires, había quedado convulsionada. La situación internacional era confusa, por otra parte la intervención de los hijos del país en la defensa de la ciudad puso en tensión el enfrentamiento entre criollos y peninsulares a causa de los privilegios que la administración colonial otorgaba a estos últimos. Esta tensión también se manifestaba en la oposición entre los partidarios del monopolio y los defensores del libre comercio, españoles los primeros y hacendados criollos estos últimos. 

Un vasto cuadro de intrigas comenzó entonces. Alrededor de Liniers se agruparon los criollos, muchos de ellos aspiraban a separar la colonia del gobierno español. Sin embargo, Santiago de Liniers, sostenido por el jefe de Patricios Cornelio Saavedra, se mantuvo fiel a la Corona hasta que fue reemplazado en 1809 por el nuevo Virrey, Baltasar Hidalgo de Cisneros, designado por la Junta Central de Sevilla. El enfrentamiento con los criollos era inevitable.

Ver fuentes para trabajar en el aula

ACTIVIDADES:  A continuación se presentan fragmentos de distintos documentos sobre las lnvasiones Inglesas de 1806-1807. 


-CAPITULACIÓN DE WHITELOCKE.DEL 7 DE JULIO DE 1807.
- GAZETA LA ESTRELLA DEL SUR, Montevideo, 29 de Mayo de 1807.
-PROCLAMA DE LINIERS.
-REGLAMENTO DE LIBRE COMERCIO DEL GENERAL BERESFORD.


  • Lee con atención los fragmentos que se presentan y responde las consignas.  
1)  Asignarle a cada uno el título del documento que corresponde.
2) Organizarlos cronológicamente.
3) Confeccionár un breve texto contextualizando cada uno de ellos.


1°- Habrá desde este tiempo cesación de hostilidades en ambas bandas del Río de la Plata.
2° - Las tropas de S.M.B. conservarán durante el tiempo de dos meses, contados desde el día de la fecha, la fortaleza y Plaza de Montevideo, y como país neutral se considerará una línea desde San Carlos al oeste, hasta Pando al este....
3° - Habrá de ambas partes una restitución recíproca de prisioneros...
4°- Que para el más pronto despacho de los buques y tropas de S.M.B. no se pondrá impedimento en los abastos de víveres que se pidan para Montevideo.
5° - Se dará el termino de diez días contados desde la fecha para el reembarco de las tropas de S.M.B. a fin de pasar a la banda del norte del Río de la Plata llevando sus armas los que en la actualidad las tengan.
6° - Que llegado el caso de la entrega de la Plaza y Fuerte de Montevideo... se hará en los términos que se encontró y con la artillería que tenía al tiempo de su toma.
7° - Se entregarán mutuamente tres oficiales de graduación, hasta el cumplimiento de estos artículos por ambas partes.


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Los beneficios de la libertad de imprenta han sido en este país desconocidos hasta ahora; están aún por ser descubiertos. Nuestra aspiración al traerla será promover esa cordialidad armónica y amistad que deben existir entre súbditos de un mismo gobierno.

La base de la Constitución inglesa es la libertad. Las leyes están basadas en la justicia y la equidad.Ningún déspota puede sacrificar por su capricho las vidas de sus súbditos. El pobre campesino que gana dificultosamente su sustento está, en cuanto a la libertad, al mismo nivel que el príncipe.
Cuando descubran la diferencia entre la legislación y la libertad de Inglaterra y la venalidad y despotismo de España; los habitantes de estas provincias bendecirán el día en que pudieron contarse entre los súbditos ingleses.

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"El justo temor de que veamos nuevamente cubiertas nuestras costas de aquellos mismos enemigos que poco hace hemos visto desaparecer huyendo de la energía y vigor de nuestro invencible esfuerzo…me hacen esperar que correréis ansiosos de prestar vuestro nombre para defensa de la misma patria que acaba de deberos su restauración y libertad... A este propósito espero que vengáis a dar el constante testimonio de vuestra lealtad y patriotismo, reuniéndose en cuerpos separados, y por provincias, y alistando vuestro nombre para la defensa sucesiva del suelo que poco hace habéis reconquistado.

Vengan pues los invencibles cántabros, los intrépidos catalanes, los valientes asturianos y gallegos, los temibles castellanos, andaluces y aragoneses; en una palabra, todos los que llamándose españoles se han hecho dignos de tan glorioso nombre.
Vengan y unidos al esforzado, fiel e inmortal americano, y de los demás habitadores de este suelo, desafiaremos a esas aguerridas huestes enemigas …"


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.... Por ahora se contenta el Comandante Británico con manifestar al pueblo, que el sistema de monopolio, restricción y opresión ha llegado ya a su término; que podrá disfrutar de las producciones de otros Países a su precio moderado; que las manufacturas y producciones de su País están libres de la traba y opresión que los agobiaba; y hacía que no fuese lo que es capaz de ser, el más floreciente del mundo, y que el objeto de la Gran Bretaña es la felicidad y prosperidad de estos Países.

Con estas miras se han adoptado los reglamentos siguientes, mandándose por ésta a los Oficiales de la Aduana obren estrictamente a su tenor.


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miércoles, 23 de octubre de 2013

LOS CALDEOS, ISAAC ASIMOV

Ver anterior: Las ciudades estado sumerias

Los caldeos

adaptación del libro Historia de los Egipcios de Isaac Asimov

Asurbanipal, que había dominado sobre Egipto brevemente, había muerto en el 625 a. C., y por primera vez en siglo y cuarto, Asiria careció de un rey fuerte. Babilonia, aún invicta y rebelde, halló su oportunidad.
La ciudad de Babilonia y la región circundante estaba bajo el control de los caldeos, tribu semítica que había penetrado en la zona hacia el año 1000 a. C. En el último año del reinado de Asurbanipal, el príncipe caldeo Nabopolasar gobernó Babilonia como virrey asirio. Lo mismo que Psamético, se decidió a tomar la iniciativa por su cuenta cuando vio que el poderío asirio había declinado lo suficiente como para hacerlo sin peligro y, también como Psamético, buscó aliados en el exterior.
Nabopolasar los halló entre los medos. Se trataba de un pueblo de lengua indoeuropeas, establecido en una región al este de Asiria en el 850 a. C., cuando Asiria estaba en los comienzos de su imperio. Durante el apogeo de Asiria, Media le fue tributaria.
En la época en que murió Asurbanipal, sin embargo, un jefe medo llamado Ciaxares había logrado unir a cierto número de tribus bajo su mando y formar un fuerte reino. Fue con Ciaxares con quien Nabopolasar concluyó su alianza. Asiria, bloqueada, se vio enfrentada a los medos por el este, y a los babilonios por el sur. Los ejércitos asirios reaccionaron atacando, pero su fuerza, gastada pródigamente a lo largo de los siglos, sin apenas una pausa, había desaparecido. Asiria se resquebrajó, se arruinó y acabó derrumbándose sobre sí misma.
En el 612 a. C., Nínive, capital de Asiria, fue conquistada, y un grito de alegría se elevó de los pueblos sometidos que tanto habían sufrido bajo su dominio. (Entre los gritos de triunfo no fue el menos importante el de un profeta de Judea llamado Nahum, cuyo jubiloso poema aparece en la Biblia).
Sólo dos años después de este trascendental acontecimiento, Necao I (llamado como su abuelo) sucedió a su padre en el trono egipcio. Necao se encontró con una situación difícil. Una Asiria débil era lo ideal para Egipto. Pero que ésta hubiera sido sustituida por potencias nuevas, vigorosas y sedientas de imperio, podía resultar nefasto.
Pese a esto, Necao pensó que no todo se había perdido. Incluso después de la caída de Nínive, fragmentos del ejército asirio se habían refugiado en Harrán, a 225 millas al oeste de Nínive, logrando resistir durante varios años.
Necao decidió hacer algo al respecto. Podía atacar la costa oriental del Mediterráneo, siguiendo las rutas del gran Tutmosis III. Se trataba, a su modo de ver, de una política doblemente acertada, pues aunque no tenía tiempo para socorrer a Harrán, al menos podía proteger la costa oriental del Mediterráneo y contener a los caldeos —esos nuevos creadores de imperios— a una considerable distancia de Egipto.
En el camino de Necao, sin embargo, se encontraba el pequeño Estado de Judá. Habían transcurrido ya cuatro siglos desde que David instaurase su breve imperio, y lo que quedaba de él, Judá, subsistía aún, gobernado por Josías, descendiente de David. Judá había sobrevivido a la caída del reino septentrional de Israel, había resistido a las tropas de Senaquerib y, en verdad, se las arregló para sobrevivir a Asiria.
Y ahora se enfrentaba a Necao. Josías de Judá no podía permitir el paso de Necao sin oponérsele. Si Necao resultaba victorioso le sería fácil dominar Judá; si resultaba derrotado, los caldeos bajarían hacia el sur en busca de venganza contra Judá, por haber dejado pasar a los egipcios. Por ende, Josías preparó a su pequeño ejército.
Necao habría preferido no perder tiempo en Judá, pero no tenía elección. En el 608 a. C, Necao se enfrentó a Josías en Megiddo, en el mismo lugar en que Tutmosis III había derrotado a la coalición de príncipes cananeos casi quince siglos antes. La historia se repitió ahora. Los egipcios resultaron vencedores de nuevo, y el rey de Judá fue muerto. Por primera vez en seis siglos, el poder egipcio dominaba en Siria.
Sin embargo, también los caldeos hacían progresos. Por entonces controlaban ya toda la región del Tigris-Eúfrates. Nabopolasar era viejo y estaba enfermo, pero tenía un hijo llamado Nabucodonosor, muy hábil, que condujo a los ejércitos caldeos hacia el oeste. Josías había sido derrotado y muerto por Necao, pero había retrasado la marcha del ejército egipcio el tiempo justo para que Nabucodonosor pudiera llegar hasta Harrán y ponerle sitio. En el 606 a. C., tomó la ciudad, y los últimos restos del poderío asirio se desvanecieron. Y Asiria desapareció de la Historia.
Esto dejaba a caldeos y a egipcios frente a frente. Se encontraron en Karkemish, allí donde en cierta ocasión Tutmosis I erigiera un cipo para conmemorar la primera vez que los ejércitos egipcios llegaron a orillas del Eufrates.
Si la señal conservaba algún poder mágico en la posterioridad, éste, sin embargo, no revirtió en favor de Egipto. Necao podía derrotar al exiguo ejército de Judá, pero las poderosas huestes de Nabucodonosor eran harina de otro costal. Los egipcios fueron aplastados, y Necao salió de Asia tambaleándose y algo más deprisa que cuando había entrado. El sueño de Necao de restaurar el poder imperial de Egipto duró apenas dos años, y nunca más volvería a intentarlo.
En realidad Nabucodonosor, militar realmente vigoroso, pudo haber perseguido a Necao hasta Egipto y haber ocupado el país si Nabopolasar no hubiese muerto en ese momento, y Nabucodonosor no hubiese tenido que volver a Babilonia para asegurarse la sucesión.
Relativamente en paz, gracias a este afortunado evento, Necao tuvo oportunidad de madurar planes en beneficio de la economía egipcia. Su principal interés se centró en las vías navegables. Egipto era el país de un río de cientos de canales, pero también limitaba con dos mares, el Mediterráneo y el Rojo. A lo largo de las orillas de ambos, los navíos egipcios se habían aventurado con preocupación durante dos mil años o más, hasta Fenicia en el primer caso, y hasta Punt en el segundo.
De vez en cuando los monarcas egipcios habían pensado en la conveniencia de que se excavase un canal desde el Nilo al mar Rojo. De este modo, el comercio podría extenderse de mar a mar, y los barcos podrían ir de Fenicia a Punt directamente.
En los primeros tiempos de la historia egipcia la región entre el Nilo y el mar Rojo era menos seca de lo que sería luego, y en los confines del Sinaí había algunos lagos que ahora no existen. Es probable que en los Imperios Antiguos y Medio existiese algún tipo de canal, que utilizaba estos lagos, pero que requeriría cuidados constantes y que, cuando Egipto atravesó épocas de agitación, quedó obstruido y desapareció. Su recuperación, además, debido a la creciente aridez del clima, se fue haciendo progresivamente más difícil.
Ya Ramsés II había considerado su reconstrucción, pero sin llegar a nada, quizá porque gastó demasiadas energías disparatadamente en la construcción de estatuas en su honor. También Necao soñó con ello, pero fracasó, quizá porque su aventura asiática le había restado fuerzas.
Sin embargo, parece ser que Necao tenía otra idea. Si los mares Mediterráneo y Rojo no podían ser conectados mediante un canal artificial, quizá pudiesen serlo por su vía natural, la del mar. Según Heródoto, Necao decidió descubrir si se podía ir del Mediterráneo al mar Rojo circunnavegando África. Con este fin contrató a navegantes fenicios (los mejores del mundo), obteniendo el éxito deseado, con un viaje que duró tres años. O, al menos, esto es lo que cuenta Heródoto.
Con todo, aunque Heródoto transmite esta historia, afirma rotundamente que no la cree. Y las razones de este escepticismo son que, según los informes, los marinos fenicios creyeron haber visto el sol de mediodía al norte del cenit, al cruzar por el extremo sur de África. Heródoto dice que esto es imposible, ya que en todas las regiones conocidas del mundo, es sol queda al sur del cenit al mediodía.
El desconocimiento de Heródoto de la forma de la Tierra lo condujo a conclusiones erróneas. Está claro que en la zona templada septentrional el sol de mediodía se halla siempre al sur del cenit. Sin embargo, en la zona templada meridional el sol está siempre al norte del cenit.
En verdad, la extremidad meridional de África se halla en la zona templada del sur. El hecho de que los marinos fenicios informasen sobre la posición norte del sol de mediodía, lo que es algo que parecía poco probable a la luz del "sentido común", es una prueba evidente de que habían presenciado el fenómeno realmente, y de que, por consiguiente, habían circunnavegado África. En otras palabras, no es probable que hubiesen contado una mentira tan burda si no hubiese sido verdad.
Con todo, la circunnavegación, si bien tuvo éxito como aventura, fue un fracaso en cuanto a proporcionar información sobre las posibilidades de nuevas rutas comerciales. La duración del viaje fue demasiado larga. Por cierto, hasta dos mil años después no fue posible llevar a cabo el viaje alrededor de África.