Ver anterior: CRISIS DEL IMPERIO: EL COLONATO
La crisis religiosa: Jesús y el cristianismo
La
crisis del Imperio también se manifestó en la dimensión religiosa. A comienzos
del siglo I, surgió una religión que con el tiempo reemplazó a la religión
romana. En la provincia romana de Judea, territorio ubicado en el este del
Imperio, vivía el pueblo judío. Practicaba una religión monoteísta, es decir
que creían en un solo dios.
Por esa época, un
habitante de ese pueblo, Jesús, se proclamó hijo de Dios y comenzó a predicar
una nueva religión. Jesús no rechazaba la ley judía, pero predicaba una religión
universal en la que tenían cabida todos los seres humanos, judíos o no.
Recomendó amar a Dios y al prójimo, perdonar las ofensas y renunciar a los
bienes terrenales. También proclamó que cualquier pecado podía ser perdonado
por el arrepentimiento y que todos los hombres podían salvarse y alcanzar la
vida eterna en el reino de Dios.
Adaptado de C. Gatell,
C. García y otros, Sociedades, Ciencias Sociales 1 Er año, Madrid, Vicens
Vives, 2002.
La propagación del cristianismo
Los problemas
sociales, políticos y económicos que sufría el Imperio ayudaron a difundir el
cristianismo. La nueva religión se propagó por la zona oriental del Imperio,
sobre todo entre la gente humilde de las ciudades. El monoteísmo de los
cristianos, su oposición al culto imperial y su negativa a enrolarse en el
ejército los enemistaron con las autoridades romanas que comenzaron a
considerarlos como un peligro para la estabilidad del Imperio. Por ello, los
cristianos comenzaron a ser perseguidos. Muchos murieron proclamando su fe. La comunidad
cristiana, al sentirse perseguida, desarrolló una fuerte solidaridad interna y,
a pesar de los martirios, continuó extendiéndose. Celebraban su culto en casas
particulares y en catacumbas.
Adaptado
de A. González, A. Jáuregui y otros, Historia 1, Buenos Aires, Santillana,
1988.
La organización de la Iglesia
Las persecuciones obligaron a los cristianos a
organizarse en sociedades cerradas. En cada ciudad formaban una asamblea o
iglesia (ecclesía, en griego) y su culto era sencillo. Los fieles se reunían en
una casa para rezar y leer los Evangelios. Las primeras comunidades cristianas,
llamadas iglesias, desafiaban la estructura jerárquica de la sociedad,
proclamando la igualdad de todos los miembros de las iglesias y rechazando las
diferencias sociales entre hombres y mujeres, ricos y pobres, libres y
esclavos.
Las iglesias
practicaban la asistencia a los pobres y a los desprotegidos, se oponían a los
sacrificios paganos y consideraban a los dioses tradicionales romanos como
demonios que engañaban a los hombres. A partir del siglo II, se consolidó la
jerarquía de la Iglesia al integrar en ella a nuevos sectores sociales
acomodados. La Iglesia comenzó a constituirse en una institución gobernada por
autoridades de distinta jerarquía. Hacia el siglo IV d.C, había alcanzado un
alto grado de organización, prestigio y poder económico.
Esta situación
llevó al emperador Constantino a promulgar el “Edicto de Milán”. A través de
este documento, Constantino legalizó el culto cristiano en el año 312, y favoreció
económicamente a las comunidades cristianas, liberándolas de pagar
impuestos y realizando donaciones para la construcción de templos.
El emperador
Teodosio llevó hasta las últimas consecuencias la política de su antecesor y en el año 380 declaró el cristianismo religión oficial y única del Imperio. De esta manera,
inauguró la alianza entre el poder político y el religioso.
Adaptado de L. A. Romero
y otros, Historia de las civilizaciones
antiguas y el mundo feudal. Buenos Aires, Puerto de Palos, 2006.
ACTIVIDAD N°42
1)
Describí cuales
son las características de la religión cristiana
2) ¿Por qué el cristianismo era una amenaza para
el imperio?
3) Organizá en una línea de tiempo la evolución
del cristianismo en el imperio romano.