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Este blog es un espacio diseñado para los alumnos del nivel medio. Aquí encontrarán programas, contenidos y actividades de la asignatura Historia y Geografía. También podrán acceder a distintos recursos, diarios, películas, videos, textos, música y otros que contextualizan los temas desarrollados en clase.

Prof. Federico Cantó

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lunes, 4 de agosto de 2014

UNITARIOS Y FEDERALES

UNITARIOS Y FEDERALES: LAS GUERRAS CIVILES


Entre 1828 y 1831 los enfrentamientos entre unitarios y federales se manifestaron de forma violenta en todo el país. La guerra con el Brasil concluyó en septiembre de 1828 con la firma de un tratado de paz que respondía a los intereses de Gran Bretaña. Este acuerdo reconocía a la Banda Oriental como un estado independiente lo que favorecía a los británicos ya que podían ampliar su influencia sobre el comercio del Río de la Plata desde el puerto de Montevideo. 

Dorrego, encargado de las relaciones exteriores de las Provincias Unidas, aprobó rápidamente el tratado  presionado por los británicos y asfixiado por los gastos de la guerra que eran financiados con recursos de la Aduana de Buenos Aires. 

Sin embargo, las tropas del Directorio que regresaban de Brasil rechazaban el desventajoso acuerdo. El 1° de diciembre de 1828, el jefe de las tropas, Juan Lavalle, organizó una rebelión unitaria contra Dorrego y lo derroca. Entre tanto, otro jefe unitario, José María Paz se dirigió con sus tropas hacia el interior para encabezar una rebelión contra los caudillos provinciales federales.

En Buenos Aires, Lavalle, fue nombrado gobernador en forma ilegítima. Dorrego se dirigió a la campaña buscando el auxilio de Rosas y sus colorados del monte. Sin embargo, fue derrotado en la batalla de Navarro y, traicionado por uno de sus coroneles, fue capturado. Lavalle ordena fusilarlo el 13 de diciembre. 

La reacción porteña no se hizo esperar. Rosas quien había sido nombrado comandante de las milicias urbanas desde 1827, se dirigió a Santa Fe donde junto al caudillo federal Estanislao López organizaron la contraofensiva. Lavalle fue derrotado luego de sangrientos enfrentamientos en la batalla del puente de  Márquez, sobre el actual río reconquista. Rosas, se instaló en Cañuelas y sitió las ciudad de Buenos Aires. Unos meses más tarde Lavalle se vio obligado a firmar un tratado de paz y abandonó Buenos Aires. Rosas restauró la legislatura disuelta por Lavalle y fue declarado “Restaurador de las Leyes”. Pocos días después, en diciembre de 1829, fue electo gobernador de la provincia de Buenos Aires con “facultades extraordinarias” para dictar leyes sin acuerdo de la Legislatura.

En tanto, el general Jose Paz, se había apoderado de Córdoba y en dos ocasiones derrotó a las milicias del caudillo riojano Facundo Quiroga quien había concurrido con sus fuerzas en auxilio de Bustos, el caudillo de Córdoba. Desde esta provincia Paz envió expediciones a otras provincias del norte y el oeste con el fin de desalojar del poder a los caudillos federales y reemplazarlos por unitarios. Para mediados de 1830 las provincias unitarias del interior formaron la “Liga del Interior” y otorgaron a Paz el Poder Supremo Militar. La Liga retiró a Buenos Aires la representación de las relaciones exteriores tensando el enfrentamiento con el resto de las provincias federales.

Las provincias del Litoral enviaron representantes a la ciudad de Santa Fe para firmar un pacto defensivo contra la Liga del Interior. El 4 de enero de 1831 firmaron el Pacto Federal. El país se encontraba inmerso en la guerra civil organizada en dos bandos: La Liga del Interior, de signo unitario, y la Liga del Litoral, embanderada en el federalismo.

Con la ayuda de la Liga del Litoral, Quiroga, caudillo de La Rioja, logró recuperar varias provincias del interior. Por su parte, Estanislao López, caudillo santafesino, avanzó desde el este hacia Córdoba. El general Paz fue hecho prisionero iniciando la derrota de la Liga del Interior. Quiroga avanzó sobre los ejércitos unitarios de Lamadrid en Tucumán y tras su triunfo los jefes unitarios huyeron refugiándose en Bolivia. 

El federalismo se impuso en todas las provincias abriendo una nueva etapa en la historia argentina bajo la impronta de los tres caudillos más importantes: Rosas, López y Quiroga. Cada uno de ellos representaba los intereses de su región y expresaban las diferencias internas del federalismo. De a poco logró imponerse el primero. Se dio paso entonces a la Confederación y volvió a retrasarse el dictado de una Constitución y la conformación de un Estado nacional.

ACTIVIDADES:

1) Utilizá el mapa y el texto para identificar las provincias que quedaron integradas en la Liga Unitaria de 1830.
2) ¿Por qué motivos se menciona a Rosas, López y Quiroga como los tres principales caudillos hacia 1831?
3) Analizá los artículos del Pacto Federal de 1831 y justificá las siguientes afirmaciones:

a) “Las provincias litorales firmaron el Pacto Federal”
b) “El Pacto tiene características liberales”
c) “El tratado de Santa Fe forma una alianza militar contra la Liga del Interior”
d)” El Pacto Federal reafirma los deseos de las provincias de constituir un Estado nacional.”

Pacto Federal.

3° Las provincias de Santa Fé, Buenos Aires y Entre Ríos se ligan y constituyen en alianza ofensiva y defensiva contra toda agresión de parte de cualquiera de las demás provincias de la República (lo que Dios no permita), que amenace la integridad e independencia de sus respectivos territorios.
8° Los habitantes de las tres provincias litorales gozarán recíprocamente la franquicia y seguridad de entrar y transitar con sus buques y cargar en todos los puertos, ríos y territorios de cada una ejerciendo en ellas su industria con la misma libertad, justicia y protección que los naturales de la provincia en que residan, bien sea permanente o accidentalmente.
13° Si llegare el caso de ser atacada la libertad e independencia de alguna de las tres provincias litorales, por alguna otra de las que no entran al presente en la declaración, o por otro cualquier poder extraño, la auxiliarán las otras dos provincias litorales con cuantos recursos y elementos están en la esfera de su poder, según la clase de la invasión, procurando que las tropas que envíen las provincias auxiliares sean bien vestidas, armadas y municionadas, y que marchen con sus respectivos jefes y oficiales. Se acordará por separado la suma de dinero con que para este caso deba contribuir cada provincia.
15° Interin dure el presente estado de cosas, y mientras no se establezca la paz pública de todas las provincias de la República residirá en la capital de Santa Fe una comisión compuesta de un diputado por cada una de las tres provincias litorales, cuya denominación será "Comisión representativa de los gobierno de las provincias litorales de la República Argentina", cuyos diputados podrán ser removidos al arbitrio de sus respectivos gobiernos, cuando lo juzguen conveniente, nombrando otros inmediatamente en su lugar.
16° Las atribuciones de esta Comisión seran:
3° Ordenar se levante el ejército en caso de guerra ofensiva y defensiva, y nombrar el general que deba mandarlo.
5° Invitar a todas las demás provincias de la República cuando estén en plena libertad y tranquilidad, a reunirse en federación con las tres litorales; y a que por medio de un congreso general federativo se arregle la administración general del país, bajo el sistema federal, su comercio interior y exterior, su navegación, el cobro y distribución de las rentas generales y el pago de la deuda de la República, consultando del mejor modo posible la seguridad y engrandecimiento general de la República, su crédito interior y exterior y la soberanía, libertad e independencia de cada una de las provincias.



martes, 29 de julio de 2014

AUTONOMÍAS PROVINCIALES

Los Estados Provinciales.

Sólo en la provincia de la Banda Oriental predominaron circunstancias desfavorables a su permanencia dentro de la comunidad nacional argentina. La incomprensión de que Artigas había sido víctima por parte del gobierno de Buenos Aires, convertida luego en abierta hostilidad, predispuso el ánimo de los orientales a la separación; pero aun así no se hubiera consumado a no mediar más tarde los intereses británicos que deseaban un puerto en el Río de la Plata que fuera ajeno tanto a la autoridad del Brasil como a la de la Argentina. Cuando Artigas fue derrotado por los invasores portugueses en 1820 en la batalla de Tacuarembó, buscó el apoyo de los caudillos del litoral sin lograrlo. Desapareció entonces de la escena política, y la Banda Oriental quedó anexada a Portugal, primero, y al Imperio del Brasil, cuando éste se constituyó en 1822.

Un sector importante, sin embargo, apoyaba el mantenimiento de la provincia oriental dentro del ámbito de las antiguas Provincias Unidas. En abril de 1825 treinta y tres orientales reunidos en Buenos Aires a las órdenes de Juan Antonio Lavalleja desembarcaron en la Banda Oriental, sublevaron la campaña contra los brasileños y pusieron sitio a Montevideo. Poco después, los rebeldes reunían un congreso en La Florida y el 25 de agosto declaraban la anexión de la Banda Oriental a la República de las Provincias Unidas. El congreso nacional, que por entonces estaba reunido en Buenos Aires, aceptó la anexión, cuyas consecuencias fueron graves: el Imperio del Brasil declaró la guerra al gobierno de Buenos Aires.  

Para esa época, la suerte de los caudillos triunfantes en Cepeda había cambiado mucho, y con ella la de las provincias que les obedecían. Francisco Ramírez había declarado la independencia de la "República de Entre Ríos" en septiembre de 1820, y acariciaba sueños de predominio sobre vastas regiones y acaso sobre el país entero. Pero ni siquiera logró dominar a Estanislao López, que se le opuso en Santa Fe. Con la ayuda del chileno José Miguel Carrera, jefe de una partida de indios que asolaba la campaña bonaerense, pretendió lanzarse sobre Buenos Aires; pero tuvo que enfrentar primero a López y fue derrotado.

Bustos, gobernador de Córdoba, que también soñaba con su propia hegemonía, lo volvió a derrotar, y en la retirada, fue muerto Ramírez cuando se detuvo para defender a su amante, que lo acompañaba en sus entreveros. Desde entonces, Entre Ríos se mantuvo dentro de sus límites y, en las luchas por el poder, tuvo menos peso que Santa Fe, donde Estanislao López afirmaba su dominio y organizaba a su modo la provincia con la habilidad necesaria para no perder su autoridad local ni atraerse la cólera de sus rivales vecinos.  

Entre ellos, Bustos parecía el más peligroso, porque desde Córdoba podía aglutinar fácilmente el interior del país contra Buenos Aires. Pero sus esperanzas se vieron frustradas por otras aspiraciones semejantes a las suyas en comarcas vecinas. En Santiago del Estero, Felipe Ibarra se había separado de Tucumán y luchaba al lado de Juan Facundo Quiroga, que desde 1891 dominaba la provincia de La Rioja. Juntos, se enfrentaron con Catamarca y con Tucumán, partidarias por entonces de la unión con Buenos Aires, en una sucesión interminable de luchas en las que se disputaba la hegemonía del norte del país.

Algunas provincias se dieron constituciones o reglamentos provisionales para fundar un orden dentro de sus límites, generalmente henchidos de declaraciones no menos utópicas que las que habían caracterizado los documentos de los grupos porteños, porque no condecían con la pobreza y el escaso desarrollo económico, social y cultural que las provincias habían alcanzado. Y, de hecho, quienes lograron mantener la autoridad fueron sólo aquellos que recurrieron a la fuerza y la mantuvieron por medios despóticos, vigilando estrechamente tanto a sus adversarios dentro de su área de influencia como a sus rivales de las provincias vecinas.

No menos grave era la situación de Cuyo. En Mendoza, las montoneras agitaron la vida de la provincia hasta que Juan Lavalle impuso su autoridad en 1824. Pero fue grave para ella la separación de San Juan, donde el gobierno autónomo ejerció una acción esclarecedora durante el gobierno del general Urdininea y los ministerios de Laprida y Del Carril. Elevado este último a la gobernación, sancionó en 1825 una constitución provincial conocida con el nombre de Carta de Mayo, que estableció principios liberales y progresistas, a los que se opusieron los elementos reaccionarios. Pero Del Carril triunfó sobre ellos y dejó el recuerdo de una administración ejemplar.

ACTIVIDAD:

1) Utilizá el mapa y el texto “Las autonomías provinciales” para identificar los Estados Provinciales y sus caudillos durante este período.
2) A continuación se presentan distintas descripciones hechas por historiadores sobre los caudillos.Utilizá estas fuentes para elaborar una definición personal que defina el concepto “caudillo”.

“(Los caudillos), estos nuevos dirigentes políticos posrevolucionarios estaban lejos de ser la expresión de la anarquía y el vacío institucional: desde 1820 fueron actores de una compleja vida política-institucional provincial. Puede afirmarse que los caudillos reflejaron los intereses o necesidades locales o provinciales en el seno de una confederación de provincias autónomas que, a partir de 1831, intentaron llegar a acuerdos que permitieran mantener unidos a los territorios del antiguo Virreinato rioplatense”[1].

“Los caudillos surgen como una forma de autoridad más cercana a los problemas de la gente. Los ejércitos gauchos no eran hordas predatorias como las de Atila, sino que estaban estrechamente vinculados a la institución que les había dado origen y que se fortalecía cada vez más: la estancia.
La mayoría de ellos eran terratenientes que se habían destacado en la defensa de las fronteras, en la lucha contra el indio o participando en las luchas por la independencia. La lucha contra el indio importó distintos logros para los valores de los propietarios de entonces: la protección de la sociedad blanca y de la propiedad, la conquista de nuevas tierras y la consolidación de un poder militar capaz de demostrar su importancia en la región[2]”

“…quienes lograron mantener la autoridad fueron sólo aquellos que recurrieron a la fuerza y la mantuvieron por medios despóticos, vigilando estrechamente tanto a sus adversarios dentro de su área de influencia como a sus rivales de las provincias vecinas. [3]“


[1] Schmidt, Roberto: Historia visual de la Argentina, Clarín. Fascículo 36, “Los caudillos provinciales”, p. 487.
[2] PIGNA, Felipe. Los Caudillos. Disponible en: http://www.elhistoriador.com.ar/articulos/era_de_rivadavia/caudillos.php
[3] ROMERO, Jose Luis. Breve historia de la Argentina. Ed. Tierra Firme.Bs.As. 1998.