> HISTORIA Y GEOGRAFIA NIVEL MEDIO: nacionalismo

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Este blog es un espacio diseñado para los alumnos del nivel medio. Aquí encontrarán programas, contenidos y actividades de la asignatura Historia y Geografía. También podrán acceder a distintos recursos, diarios, películas, videos, textos, música y otros que contextualizan los temas desarrollados en clase.

Prof. Federico Cantó

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jueves, 25 de diciembre de 2014

OLEADAS REVOLUCIONARIAS 1820-1830-1848

Las oleadas revolucionarias. 1820-1830-1848.


   Entre 1815 y 1848 estallaron en Europa tres oleadas liberales revolucionarias. La primera comienza en 1820 y alcanzó a España, Grecia, Portugal, el Reino de las Dos Sicilias y el Reino de Cerdeña en forma simultánea a la finalización del proceso de independencia de las colonias hispanoamericanas. En general, las insurrecciones fueron llevadas a cabo por pequeños grupos liberales radicalizados con escaso apoyo de los sectores populares. 

En España, los liberales constitucionalistas forzaron a Fernando VII a aceptar una constitución liberal. Sin embargo, luego de tres años de régimen constitucional, el rey de España recuperó el control pleno con la ayuda de las potencias absolutistas de la Santa Alianza. En Portugal y el Reino de las Dos Sicilias, los revolucionarios lograron la sanción de constituciones liberales. Pero la intervención militar de Austria y Francia en ayuda de los monarcas absolutos afectados —de acuerdo con lo establecido en el Tratado de la Santa Alianza— derrotó a los gobiernos revolu­cionarios.

Una excepción fue el caso de la revolución griega, que tras largos años de lucha contra el Imperio Turco, logró independizarse. A partir de 1821 comenzó la guerra de liberación griega del Imperio turco-otomano, en la que fue decisiva la intervención de la Santa Alianza. Gran Bretaña, Francia y Rusia vencieron a los turcos, declararon la soberanía nacional de Grecia y, luego de derrotar al movimiento liberal griego, favorecieron el establecimiento de una monarquía absoluta. Como consecuencia de las diferencias entre Rusia y Austria sobre la "cuestión de Oriente", la Santa Alianza se disolvió.
Mapa de las revoluciones liberares de 1820
Durante estos años, los grupos liberales y nacionalistas fueron perseguidos y encarcelados en casi toda Europa, y sus periódicos sufrieron la censura o la clausura. Muchos opositores se agruparon en sociedades secretas.

La segunda oleada revolucionaria comenzó en 1830 e incluyó a Francia, Bélgica, Polonia, regiones de Italia y Alemania, España y Portugal. Estas revoluciones tomaron como modelo a la revolución francesa de 1789. Las revoluciones de 1830 dividieron a Europa en dos regiones. Al oeste del río Rhin, los liberales moderados derrotaron a los absolutismos. Al este del Rhin, en cambio, todas las revoluciones fueron reprimidas y la situación se mantuvo como antes de 1830. En estos países, la mayor parte de la población estaba compuesta por campesinos que todavía vivían sometidos a una organización económica de tipo feudal.

Mapa de oleadas revolucionarias de 1830
En Francia, la revolución de julio de 1830 terminó con la monarquía absoluta. La antigua dinastía de los borbones nunca más volvió al poder y durante los siguientes dieciocho años el país fue gobernado por una monarquía constitucional con un régimen de sufragio restringido. El nuevo rey, Luis Felipe de Orleans, contó con el apoyo de la gran burguesía, formada por los ricos hombres de negocios. Mientras tanto, un abismo separaba lo que se llamó “el país legal”, es decir un reducido grupo de ciudadanos que gozaban del derecho de votar, del “país real”, donde la mayoría de los habitantes estaban excluidos del derecho a voto.

Las principales consecuencias de la oleada revolucionaria de 1830 fueron, por una parte, la pérdida definitiva del poder de la aristocracia que pasa a manos de la burguesía en Europa occidental, y, por otra parte, la progresiva  separación de los liberales en dos grupos los radicales (burquesía media y baja) y los moderados (burguesía alta y media alta),  que habían actuado en conjunto frente a las monarquías absolutas.
Mapa de las oleadas revolucionarias de 1848
Las revoluciones de 1848 comenzaron con el estallido revolucionario de Paris, cuyo eco se propagó con tal rapidez que en pocas semanas fueron depuestos los gobiernos de Francia y de los actuales países de Italia, Alemania, Austria, Hungría y Polonia. Esta oleada revolucionaria se la conoce como “primavera de los pueblos”.

En Francia, una insurrección popular derrocó en febrero de 1848 a la monarquía constitucional de Luis Felipe de Orleans y estableció una república. El gobierno se formó con una alianza entre la burguesía media y los sectores populares urbanos. Pero estos últimos no se sintieron satisfechos y protagonizaron una segunda revolución sin el apoyo de los burgueses.

La revuelta fue derrotada y a fines de 1848 Luis Bonaparte, sobrino de Napoleón fue elegido presidente de la república. El nuevo gobernante concentro cada vez más poder y en 1851 disolvió la asamblea y se proclamó emperador como Napoleón III.

En el resto de Europa, las revoluciones  contra los poderes absolutos se sucedieron a lo largo de 1848-1849. Sin embargo, pocos meses más tarde, los regímenes derrocados volvieron al poder. Una de las novedades de ésta última oleada revolucionaria fue el creciente papel que desarrollaron los obreros industriales, que comenzaron a organizarse en agrupaciones independientes y a formar sindicatos.

Las tres oleadas revolucionarias combinaron reivindicaciones liberales – por las libertades individuales, la igualdad de las personas y el sufragio universal masculino – con otras reivindicaciones de tipo nacionalista. Estas últimas reclamaban por la em de los pueblos oprimidos por los grandes estados, como los griegos  en el imperio turco, los polacos en el Imperio Ruso o los irlandeses en Gran Bretaña. El nacionalismo tuvo peso también en aquellos lugares donde no existía una nación unificada bajo un Estado, como eran los casos de Italia y Alemania, fragmentados en varios reinos independientes. Las reivindicaciones liberales y nacionales aparecieron  con frecuencia estrechamente unidas en varios países.

Actividad: Las oleadas revolucionarias. 1820-1830-1848.

1) Identificá las diferencias que existieron entre las tres oleadas revolucionarias.
2) Describí los nuevos grupos sociales que se mencionan en estas oleadas.
3) Identificá las reivindicaciones de los grupos: 
a) Liberales
b) Nacionalistas.



domingo, 29 de junio de 2014

PROCLAMA DE URIBURU

El Golpe de Estado de 1930.

Proclama del General José Félix Uriburu

¡Al pueblo de la Capital! Respondiendo al clamor del pueblo y con el patriótico apoyo del ejército y de la Armada, hemos asumido el Gobierno de la Nación. Exponentes de orden y educados en el respeto de las leyes y de las Instituciones, hemos asistido atónitos al proceso de desquiciamiento que ha sufrido el país en los últimos años.

Hemos aguardado serenamente con la esperanza de una reacción salvadora, pero ante la angustiosa realidad que presenta al país al borde del caos y de la ruina, asumimos ante él la responsabilidad de evitar su derrumbe definitivo. La inercia y la corrupción administrativa, la ausencia de justicia, la anarquía universitaria, la improvisación y el despilfarro en materia económica y financiera, el favoritismo deprimente como sistema burocrático, la politiquería como tarea primordial de gobierno, la acción destructora y denigrante en el Ejército y en la Armada, el descrédito internacional logrado por la jactancia en el desprecio  por las leyes y por las actitudes y las expresiones reveladoras de una incultura agresiva, la exaltación de los subalternos, el abuso, el atropello, el fraude, el latrocinio y el crimen, son apenas un pálido reflejo de lo que ha tenido que soportar el país.

Al apelar a la fuerza para libertar a la nación de este régimen ominoso, lo hacemos inspirados en un alto y generoso ideal. Los hechos, por otra parte, demostrarán que no nos guía otro propósito que el bien de la Nación. La participación en el gobierno de eminentes ciudadanos cuya colaboración hemos requerido atendiendo exclusivamente a sus méritos y virtudes evidencia en primer término  que las fuerzas armadas, con el apoyo moral de la masa de la opinión, después de haber liberado a la Nación de la ignominia, ocupan de nuevo su lugar sin ambiciones de predominio.

Debe entenderse, sin embargo, bien claramente que, para asegurar el orden y la normalidad, el gobierno provisorio procederá con prudencia pero con una inquebrantable energía, porque el país ha sufrido demasiado para que el sacrificio sea estéril. Ajeno en absoluto a todo sentimiento de encono o de venganza, tratará el gobierno provisorio de respetar todas las libertades, pero reprimirá sin contemplación cualquier intento que tenga por fin estimular, insinuar o incitar a la regresión. La medida de la libertad queda, pues, librada al espíritu patriótico de los ciudadanos y al buen sentido de los habitantes del país. No nos anima ni nos mueve ningún interés político, no hemos contraído compromisos con partidos o tendencias.
Estamos por lo tanto colocados en un plano superior y por encima de toda finalidad subalterna y dispuestos a trabajar con todos los hombres de buena voluntad que aspiren al engrandecimiento de la patria. Tenemos fundadas razones para admitir que el desengaño de los que se han dejado tentar con promesas de dádivas personales (que ha sido la forma de corromper las conciencias para obtener sanciones plebiscitarias) es definitivo. El gobierno provisorio, inspirado en el bien público y evidenciando los patrióticos sentimientos que lo animan, proclama su respeto a la Constitución y a las leyes fundamentales vigentes y su anhelo de volver cuanto antes a la normalidad, ofreciendo a la opinión pública las garantías absolutas, a fin de que a la brevedad posible pueda la Nación, en comicios libres, elegir sus nuevos y legítimos representantes.

Además los miembros del gobierno provisorio contraen ante el país el compromiso de honor de no presentar ni aceptar el auspicio de su candidatura a la presidencia de la República. Será también aspiración del gobierno provisorio devolver la tranquilidad a la sociedad argentina, hondamente perturbada por la política de odios, favoritismos y exclusiones, fomentada tenazmente por el régimen depuesto, de modo que en las próximas contiendas electorales predomine el elevado espíritu de concordia y de respeto por las ideas del adversario que son tradicionales a la cultura y a la hidalguía argentinas.

El gobierno provisorio interpreta el sentimiento unánime de la masa de opinión que le acompaña al agradecer en esta emergencia a la prensa seria del país el servicio que ha prestado a la causa de la República, al mantener latente por una propaganda patriótica y bien inspirada, el espíritu cívico de la Nación y provocar la reacción popular contra los desmanes de sus gobernantes. Confía que con el mismo acierto, sabrá interpretar en el futuro el papel esencial que le deparen los acontecimientos, a fin de encauzar hacia los mismos elevados objetivos los esfuerzos cívicos de la opinión nacional. La indispensable disolución del actual Parlamento obedece a razones demasiado notorias para que sea necesario explicarlas. La acción de una mayoría sumisa y servil ha esterilizado la labor del Congreso y ha rebajado la dignidad de esa elevada representación pública. Las voces de la oposición que se han alzado en defensa de los principios de orden y de altivez en una y otra Cámara han sido impotentes para levantar a la mayoría de su postración moral y para devolver al cuerpo de que formaban parte el decoro y el respeto definitivamente perdidos ante la opinión.

Invocamos, pues, en esta hora solemne, el nombre de la Patria y  la memoria de los próceres que impusieron a las futuras generaciones el sagrado deber de engrandecerla; y en alto la bandera, hacemos un llamado a todos los corazones argentinos, para que nos ayuden a cumplir este mandato con honor.

Buenos Aires, 6 de Septiembre de 1930 Teniente General José F. Uriburu, Comandante en Jefe del Ejército y Presidente del Gobierno provisorio.

ACTIVIDADES:

1) Seleccionen oraciones que permiten caracterizar la ideología de Uriburu y de los sectores golpistas como “nacionalista”, “autoritaria”, “conservadora” y “elitista” y argumenten su seleccion
2) Adopten el punto de vista de un simpatizante del gobierno de Yrigoyen y redacten un texto expositivo/argumentativo crítico de la proclama golpista.


domingo, 6 de abril de 2014

Discurso de Manuel Carlés, fundador de la Liga Patriótica, en 1922


La crisis universal fue pasajera en la República Argentina, porque la cultura de sus habitantes y su prosperidad económica, se sobrepusieron a las pasiones de los exaltados. 
[…] Nuestro país no padece ninguna enfermedad crónica, sólo siente una fiebre transitoria. Su estado de salud se evidencia en la extensión territorial suficiente, en sus instituciones liberales, en su humanitarismo cordial, en su economía rica, por lo que resulta el trabajo abundante, la industria próspera, la familia sana y numerosa, el Estado ordenado con su justicia inteligente, su policía moderada, es decir la salud pública manifiesta en el Estado que protege la vida sensible y fomenta el perfeccionismo moral de la sociedad. (Prolongados aplausos) 

¿Qué pasa sin embargo? El fenómeno histórico de transición de un período a otro en la evolución de los países jóvenes. El efecto de la imitación que lucha con el resultado de la tradición. La imitación, que como tendencia trae la inmigración, luchando por variar la entraña del espíritu de tradición de la raza, fundadora de la nacionalidad. La tradición que es la suma de conocimientos depurados en la vida de un pueblo y transmitidos de generación en generación en esta tierra manifestóse en el orden económico fundado en el trabajo igualitario del campo; en el orden jurídico representado por la ley en fórmulas de equidad y clemencia más que de justicia; en el orden constitucional o moral de un gobierno patriarcal, fundado sobre la adhesión al jefe; en el orden moral, fundado en el honor defendido con sangre y en el pudor de la mujer, en la tradición estética del buen gusto y de la gracia; en la tradición metafísica de la espiritualización de los conceptos y en la tradición científica, fundada en el ideal de saber, tan característico de nuestro pueblo. Desde el tiempo de las asambleas patricias, nuestra civilización se mostró, sin embargo, partidaria de la imitación internacional necesaria, la que se funda en las verdades científicas, en el bienestar económico, en el altruismo y en la solidaridad de la conciencia moderna. (Aplausos). 

El país soporta en este momento los efectos de la inmigración intermedia del ochenta al mil novecientos. Ésa vino para conquistar y el conquistador funda en sí el pasado, no admite la tradición local, quiere anticipar el futuro, construye sin cimentar y su obra es efímera, porque su acción es transitoria. Revoluciona y se inspira en sí misma, no en lo que ve y le rodea; imita aquí lo que deja allá y procura que el de acá, su familia, su amigo, su cliente siga su imitación. Por efecto de esa tendencia imitativa se procuró imitar, no lo que es, sino lo que aparece, no el fondo, sino las formas, no el espíritu, sino las modas. 

[…] ¡No! ¡Basta! Nos dijimos en un instante, los buenos argentinos. El que se sienta capaz de defender su hidalguía, venga con nosotros; el que tenga fe para averiguar la verdad y proclamarla sin temor, venga con nosotros; el que quiera pensar contra todo lo malo y todos los males, el que tenga en su corazón un altar para la patria y un latido de amor a la gloria, venga a formar la Liga Patriótica Argentina. (¡Muy bien! ¡Muy bien!) 

¡Sí! Desde ese día hemos cumplido el juramento de no consentir que el crimen encubierto con motes sonoros de falso humanitarismo se enseñoree en las universidades, en las escuelas, en las plazas, en los campos y talleres de la república, sin que aparezca la mano fuerte que lo desenmascare; desde ese día pudimos pronunciar la palabra que el snobismo había proscrito de los labios débiles para enseñarles lo que sólo se aprende en el país del dolor y del miedo: al gemido “soviets” respondamos con el grito “patria”. (¡Muy bien!) 

Hay ideas descaradamente populares como la antipatía al fuerte, a la autoridad, al patrón y, en los últimos tiempos, a la virtud del ahorro, de la previsión y de la templanza; por consiguiente, hay que decidirse a decir las verdades que “no son literalmente populares”, como la disciplina del trabajo, la subordinación al jefe, el hábito de respeto y la moderación en la conducta. […] 

¿Cuál es el problema actual? La respuesta será dada por este Congreso de Trabajadores que se ha reunido para proclamar afirmaciones: para afirmar nuestro derecho, para afirmar nuestros intereses, para afirmar nuestra nacionalidad. Afirmar los derechos dentro del “Estado”, bajo la “democracia” ya que fuera de ese mundo sólido se halla el anarquismo con sus negaciones, el sindicalismo con sus exclusiones, el socialismo con sus ambigüedades. Nuestra democracia debe ser consciente para que realice el bien, debe ser inteligente para que encuentre la verdad, debe ser disciplinada dentro del orden y del respeto. Para ello necesitamos conocernos y conocer el ambiente para acomodarnos a él: necesitamos bastarnos para ser fuertes y libres, base de la propia dignidad; necesitamos gobernarnos con ecuanimidad y sabiduría. (Prolongados aplausos). 

El desarrollo económico realizado en los últimos treinta años, evidencia la eficacia del régimen de la economía nacional, sobre la base del trabajo considerado como la norma ética de la raza argentina. “Afirmar nuestros intereses”, significa, pues, armonizar el trabajo y el capital. Debemos trabajar en paz con orden y seguridad dentro de las garantías constitucionales que aseguren a todos el fruto del trabajo: debemos perfeccionar la técnica, adiestrar el brazo y nutrir la mente para multiplicar al producto, ahorrar el esfuerzo y perfeccionar la obra; debemos dignificar al artífice, obrero o peón, para que ocupe el puesto social que le corresponde según sus méritos como colaborador en la riqueza social. […] Hay que defender también el centro, la clase media formada por los más numerosos, los empleados, comerciantes al menudeo, los productores minoristas, etc. Constituye el equilibrio y dará el triunfo al lado donde se incline, como en todas las resoluciones. Si se lo abandona se inclinará a la resistencia, a la rebelión. (Grandes aplausos). 

Reunidos en un haz, el trabajador, el capitalista, el empleado o burgués, se formará la verdadera democracia económica en paz y en orden.