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Este blog es un espacio diseñado para los alumnos del nivel medio. Aquí encontrarán programas, contenidos y actividades de la asignatura Historia y Geografía. También podrán acceder a distintos recursos, diarios, películas, videos, textos, música y otros que contextualizan los temas desarrollados en clase.

Prof. Federico Cantó

lunes, 16 de febrero de 2015

DEFINICION DE ESTADO

Nociones acerca del Estado

¿Qué es la Nación? Un recorrido sobre este concepto a partir de estos textos de ciencia política, filosofía política, derecho e historia.

La ciencia política, la filosofía política, el derecho, la historia son disciplinas que pueden guiarnos para establecer distinciones y comprender mejor de qué hablamos cuando hablamos de la Argentina. Aquí, las definiciones de filósofos y pensadores.

Aristóteles (384-322 a.C.), Política: Origen del Estado y de la sociedad

Todo Estado es, evidentemente, una asociación, y toda asociación no se forma sino en vista de algún bien, puesto que los hombres, cualesquiera que ellos sean, nunca hacen nada sino en vista de lo que les parece bueno. Es claro, por tanto, que todas las asociaciones tienden a un bien de cierta especie, y que el más importante de todos los bienes debe ser el objeto de la más importante de las asociaciones, de aquella que encierra todas las demás, y a la cual se llama precisamente Estado y asociación política.
No han tenido razón, pues, los autores para afirmar que los caracteres de rey, magistrado, padre de familia y dueño se confunden. Esto equivale a suponer que toda la diferencia entre estos no consiste sino en el más y el menos, sin ser específica; que un pequeño número de administrados constituiría el dueño, un número mayor el padre de familia, uno más grande el magistrado o el rey; es de suponer, en fin, que una gran familia es en absoluto un pequeño Estado. Estos autores añaden, por lo que hace al magistrado y al rey, que el poder del uno es personal e independiente, y que el otro es en parte jefe y en parte súbdito, sirviéndose de las definiciones mismas de su pretendida ciencia.
[...] La primera asociación de muchas familias, pero formada en virtud de relaciones que no son cotidianas, es el pueblo, que justamente puede llamarse colonia natural de la familia, porque los individuos que componen el pueblo, como dicen algunos autores, “han mamado la leche de la familia”, son sus hijos, “los hijos de sus hijos”. Si los primeros Estados se han visto sometidos a reyes, y si las grandes naciones lo están aún hoy, es porque tales Estados se formaron con elementos habituados a la autoridad real, puesto que en la familia el de más edad es el verdadero rey, y las colonias de la familia han seguido filialmente el ejemplo que se les había dado. Por esto, Homero ha podido decir: “Cada uno por separado gobierna como señor a sus mujeres y a sus hijos”. En su origen todas las familias aisladas se gobernaban de esta manera. De aquí la común opinión según la que están los dioses sometidos a un rey, porque todos los pueblos reconocieron en otro tiempo o reconocen aún hoy la autoridad real, y los hombres nunca han dejado de atribuir a los dioses sus propios hábitos, así como se los representaban a imagen suya.
La asociación de muchos pueblos forma un Estado completo, que llega, si puede decirse así, a bastarse absolutamente a sí mismo, teniendo por origen las necesidades de la vida, y debiendo su subsistencia al hecho de ser estas satisfechas. Así el Estado procede siempre de la naturaleza, lo mismo que las primeras asociaciones, cuyo fin último es aquel; porque la naturaleza de una cosa es precisamente su fin, y lo que es cada uno de los seres cuando ha alcanzado su completo desenvolvimiento se dice que es su naturaleza propia, ya se trate de un hombre, de un caballo o de una familia.

Jean Jacques Rousseau (1712-1778), El contrato social: Capítulo VI - Del pacto social

Supongamos que los hombres hayan llegado a un punto tal, que los obstáculos que ponen en peligro su conservación en el estado de la naturaleza superen por su resistencia las fuerzas que cada individuo puede emplear para mantenerse en este estado. En esa situación su estado primitivo no puede durar más tiempo, y el género humano perecería si no variase su modo de existir.
Mas como los hombres no pueden crear por sí solos nuevas fuerzas, sino unir y dirigir las que ya existen, sólo les queda un medio para conservarse, que consiste en formar por agregación una suma de fuerzas capaz de vencer la resistencia, poner en movimiento estas fuerzas por medio de un solo móvil y hacerlas obrar de acuerdo.
Esta suma de fuerzas sólo puede nacer del concurso de muchas separadas; pero como la fuerza y la libertad de cada individuo son los principales instrumentos de su conservación, ¿qué medio encontrará para obligarlas sin perjudicarse y sin olvidar los cuidados que se debe a sí mismo? Esta dificultad, reducida a mi objeto, puede expresarse en estos términos: “Encontrar una forma de asociación capaz de defender y proteger con toda la fuerza común la persona y bienes de cada uno de los asociados, pero de modo que cada uno de estos, uniéndose a todos, sólo obedezca a sí mismo, y quede tan libre como antes”. Este es el problema básico, cuya solución se encuentra en el contrato social.
Las cláusulas de este contrato están determinadas por la naturaleza del acto de tal suerte que la menor modificación las haría vanas y de ningún efecto; así, aunque quizás nunca hayan sido expresadas de manera formal, en todas partes son las mismas, en todas están tácitamente admitidas y reconocidas, hasta que, por la violación del pacto social, recobre cada cual sus primitivos derechos y su natural libertad, perdiendo la libertad convencional por la cual renunciara a aquella.
Todas estas cláusulas bien entendidas se reducen a una sola, a saber: la enajenación total de cada asociado con todos sus derechos hecha a favor del común; porque, en primer lugar, dándose cada uno en todas sus partes, la condición es la misma para todos; siendo la condición igual para todos, nadie tiene interés en hacerla onerosa a los demás.
Además de esto, haciendo cada cual la enajenación sin reservarse nada, la unión es tan perfecta como puede serlo, sin que ningún socio pueda reclamar; pues, si les quedasen algunos derechos a los particulares, como no existiría un superior común que pudiese fallar entre ellos y el público, siendo cada uno su propio juez en algún punto, bien pronto pretendería serlo en todos; subsistiría entonces el estado de la naturaleza y la asociación se haría precisamente tiránica o inútil.
En fin, dándose cada cual a todos, no se da a nadie en particular; y como no hay socio alguno sobre quien no se adquiera el mismo derecho que uno le cede sobre sí, se gana en este cambio el equivalente de todo lo que uno pierde, y una fuerza mayor para conservar lo que uno tiene.
Si quitamos, pues, del pacto social lo que no es de su esencia, veremos que se reduce a estos términos: cada uno de nosotros pone en común su persona y todo su poder bajo la suprema dirección de la voluntad general, recibiendo también a cada miembro como parte indivisible del todo.
En el mismo momento, en vez de la persona particular de cada contratante, este acto de asociación produce un cuerpo moral y colectivo, compuesto de tantos miembros como voces tiene la asamblea; y ese cuerpo recibe del mismo acto su unidad, su ser común, su vida y su voluntad. Esta persona pública, que de este modo es un producto de la unión de todas las otras, tomaba antiguamente el nombre de civitas y ahora el de república o cuerpo político, al cual sus miembros llaman estado cuando es pasivo; soberano, cuando es activo, y potencia, cuando se le compara con sus semejantes. Por lo que respecta a los asociados, éstos toman el nombre de pueblo como colectivo; en particular se llaman ciudadanos, como partícipes de la autoridad soberana, y súbditos, como sometidos a las leyes del estado. Pero estas voces se confunden a menudo y se toma la una por la otra; basta que sepamos distinguirlas cuando se usan en toda su precisión.

Thomas Hobbes (1588-1679), Leviatán: De las causas, generación y definición de un Estado

La causa final, fin o designio de los hombres (que naturalmente aman la libertad y el dominio sobre los demás) al introducir esta restricción sobre sí mismos (en la que los vemos vivir formando Estados) es el cuidado de su propia conservación y, por añadidura, el logro de una vida más armónica, es decir, el deseo de abandonar esa miserable condición de guerra que, tal como hemos manifestado, es consecuencia necesaria de las pasiones naturales de los hombres, cuando no existe poder visible que los tenga a raya y los sujete, por temor al castigo, a la realización de sus pactos y a la observancia de las leyes de naturaleza.

Max Weber (1864-1920)

El Estado es aquella comunidad humana que en el interior de un determinado territorio –el concepto de territorio es esencial en su definición- reclama para sí el monopolio de la coacción física legítima. El Estado es una relación de dominio de hombres basada en un medio de coacción legítimo.

Thomas Jefferson (1743-1826)

Órgano, técnicamente condicionado, para realizar la voluntad popular, en verdad un mero instrumento de la voluntad de las gentes, sin poder propio, y casi podría decirse sin entendimiento propio; porque la voluntad, el poder y la inteligencia pertenecen a los individuos, al pueblo soberano, no a la maquinaria, construida para regular sus circunstancias.

miércoles, 28 de enero de 2015

LA DOCTRINA DRAGO

En marzo de 1902, Venezuela suspendió el pago de la deuda pública contraída como consecuencia  de préstamos internacionales concedidos por varios países europeos. Frente a esta decisión, los gobiernos de Gran Bretaña, Alemania e Italia enviaron unidades navales armadas a varios puertos venezolanos, con el fin de bloquearlos. Pero los puertos fueron bombardeados, varios buques de guerra de Venezuela hundidos y otros, llevados fuera de las aguas jurisdiccionales.

El presidente Theodore Roosevelt había dado su aprobación a los países europeos para que tomasen por la fuerza lo que se les debía, interpretando a su modo la "Doctrina Monroe", el 3 de Diciembre de 1902 declaró que los Estados Unidos no garantizaba la impunidad a ningún gobierno americano que eludiese sus compromisos financieros, siempre que el castigo no tomara la forma de una adquisición territorial por un Estado no americano.

En América latina, sólo El Salvador, Ecuador y la Argentina se atrevieron a condenar los procedimientos intervencionistas y llamaron a la solidaridad con Venezuela. Para esa época el jurisconsulto argentino Carlos Calvo había fundamentado su oposición a la intervención armada de los gobiernos con el propósito de cobrar créditos adeudados.

El 29 de diciembre de 1902, el ministro de relaciones exteriores de la Argentina, Luis María Drago, envió una nota al secretario de estado de los Estados Unidos en la que objeto el cobro compulsivo de las deudas públicas y sostuvo que el uso de la fuerza militar era inaplicable en las relaciones entre deudores y acreedores, aun cuando éstos o aquellos fuesen Estados. En un párrafo de la nota, Drago expresaba: 

" El acreedor sabe que contrata con una entidad soberana, y es condición inherente de toda soberanía que no puedan iniciarse ni cumplirse procedimientos ejecutivos contra ella, ya que ese modo de cobro comprometería su existencia misma, haciendo desaparecer la independencia y la acción del respectivo gobierno. El reconocimiento de la deuda, la liquidación de su importe, puede y debe ser hecha por la nación sin menoscabo de sus derechos primordiales como entidad soberana..."

En 1907, la llamada "Doctrina Drago" fue aceptada como un principio de derecho internacional por la Segunda Conferencia de la Haya. En ella, los países participantes acordaron que el gobierno de una nación no debía utilizar la fuerza armada para recuperar deudas contraídas por el gobierno de otra nación hasta que el caso no fuera sometido a un arbitraje internacional y la nación deudora hubiera dificultado la formulación de un compromiso o se hubiera negado a cumplir una decisión no favorable.

martes, 27 de enero de 2015

GUERRA CIVIL ESPAÑOLA


La República

En 1930, la dictadura del general Primo de Rivera, que había contado con el apoyo de la monarquía española, entro en crisis y la Corona pactó con la oposición política la realización de elecciones para formar un nuevo gobierno. 
En esas elecciones, que se transformaron en un plebiscito a favor o en contra de la monarquía, el amplio triunfo de los republicanos significo el fin de la monarquía en España. el rey salio del país y el gobierno provisional llamó a elecciones constituyentes.
La victoria de la coalición integrada por el Partido Socialista Obrero Español y varios partidos republicanos de izquierda fue el punto de partida para la elaboración de una nueva constitución sancionada en diciembre de 1931, que proclamó a España como una "República de trabajadores de toda clase."


La Guerra Civil.

GUERRA CIVIL ESPAÑOLA
En febrero de 1936, una alianza de partidos políticos, socialistas, comunistas y liberales formó un frente popular y se impuso en las elecciones nacionales. 
La nueva orientación polìtica de la República española preocupó a la alta burguesía, a los terratenientes, al la Iglesia y al ejército. 

El triunfo del Frente Popular fue seguido por una oleada de agitación social, impulsada por organizaciones obreras de izquierda, entre las que se destacaban los anarquistas, y por campesinos que reclamaban una reforma agraria.

Los sectores capitalistas más conservadores propiciaron una sublevación militar, el 18 de julio de 1836, que condujeron los generales Franco y Sanjurjo cuyos objetivos eran dar fin al gobierno republicano y restablecer el "orden social".

El alzamiento militar fue resistido desembocando en una guerra civil. Las fuerzas armadas y los grupos de derecha resultaron vencedores luego de sangrientos enfrentamientos. Al cabo de tres años de luchas murieron más de 600.000 personas y se exilaron 350.000 españoles. El general Francisco Franco estableció una dictadura que por cuarenta años goberno españa hasta su muerte en 1975.

domingo, 28 de diciembre de 2014

EL PATRÓN ORO


Se llamó “patrón oro” al sistema monetario que permitía convertir las monedas de todos los países por cantidades predeterminadas de oro. La adopción generalizada del “patrón oro" estuvo relacionada con el enorme aumento de la producción de bienes y la ampliación del comercio internacional que originó la Revolución industrial y el desarrollo de la industrialización.

La adopción del "patrón oro" facilitaba las transacciones financieras y comerciales internacionales y, al mismo tiempo, mantenía la estabilidad de los tipos de cambio y la estabilidad monetaria del país. El primer país que adoptó el “patrón oro" fue Gran Bretaña, en 18l6; en 1873 fue adoptado por los Estados Unidos y en 1900 por casi todos los demás países. 

El oro funcionó entonces como una divisa de validez universal (una divisa es el medio de pago con el que se paga a los acreedores extranjeros). El “patrón oro" usado como medio de cambio entre monedas distintas permitía a cualquier país adquirir cualquier moneda a valores estables. Esta mecánica en el sistema de pagos internacionales pudo funcionar —aunque con algunas dificultades— hasta la Primera Guerra Mundial.

Durante y después del conflicto bélico, los países europeos involucrados en el conflicto, en la práctica, abandonaron el “patrón oro”,ya que este regulador del sistema monetario no resistió la presión que generaba la financiación de los gastos originados por la guerra y la posguerra. Con excepción de los Estados Unidos, luego de la guerra, la mayoría de los países europeos recurrieron a la emisión de papel moneda sin respaldo alguno (que fue uno de los factores que incidieron en la voraz inflación que afectó a Europa en general y aAlemania,Austria y Hungría en particular).

Mientras estuvo vigente el patrón oro, la moneda de referencia para la conversión era la moneda de Gran Bretaña —la libra ester|ina—, hecho que ponía de manifiesto la supremacía inglesa en el mercado capitalista internacional. Rápidamente, en los años posteriores a 1920, el dólar estadounidense —en correspondencia con el predominio económico de los Estados Unidos que comenzaba a consolidarse por entonces— se transformó en la moneda de referencia para las transacciones financieras y comerciales internacionales.



jueves, 25 de diciembre de 2014

REVOLUCION INDUSTRIAL


OLEADAS REVOLUCIONARIAS 1820-1830-1848

Las oleadas revolucionarias. 1820-1830-1848.


   Entre 1815 y 1848 estallaron en Europa tres oleadas liberales revolucionarias. La primera comienza en 1820 y alcanzó a España, Grecia, Portugal, el Reino de las Dos Sicilias y el Reino de Cerdeña en forma simultánea a la finalización del proceso de independencia de las colonias hispanoamericanas. En general, las insurrecciones fueron llevadas a cabo por pequeños grupos liberales radicalizados con escaso apoyo de los sectores populares. 

En España, los liberales constitucionalistas forzaron a Fernando VII a aceptar una constitución liberal. Sin embargo, luego de tres años de régimen constitucional, el rey de España recuperó el control pleno con la ayuda de las potencias absolutistas de la Santa Alianza. En Portugal y el Reino de las Dos Sicilias, los revolucionarios lograron la sanción de constituciones liberales. Pero la intervención militar de Austria y Francia en ayuda de los monarcas absolutos afectados —de acuerdo con lo establecido en el Tratado de la Santa Alianza— derrotó a los gobiernos revolu­cionarios.

Una excepción fue el caso de la revolución griega, que tras largos años de lucha contra el Imperio Turco, logró independizarse. A partir de 1821 comenzó la guerra de liberación griega del Imperio turco-otomano, en la que fue decisiva la intervención de la Santa Alianza. Gran Bretaña, Francia y Rusia vencieron a los turcos, declararon la soberanía nacional de Grecia y, luego de derrotar al movimiento liberal griego, favorecieron el establecimiento de una monarquía absoluta. Como consecuencia de las diferencias entre Rusia y Austria sobre la "cuestión de Oriente", la Santa Alianza se disolvió.
Mapa de las revoluciones liberares de 1820
Durante estos años, los grupos liberales y nacionalistas fueron perseguidos y encarcelados en casi toda Europa, y sus periódicos sufrieron la censura o la clausura. Muchos opositores se agruparon en sociedades secretas.

La segunda oleada revolucionaria comenzó en 1830 e incluyó a Francia, Bélgica, Polonia, regiones de Italia y Alemania, España y Portugal. Estas revoluciones tomaron como modelo a la revolución francesa de 1789. Las revoluciones de 1830 dividieron a Europa en dos regiones. Al oeste del río Rhin, los liberales moderados derrotaron a los absolutismos. Al este del Rhin, en cambio, todas las revoluciones fueron reprimidas y la situación se mantuvo como antes de 1830. En estos países, la mayor parte de la población estaba compuesta por campesinos que todavía vivían sometidos a una organización económica de tipo feudal.

Mapa de oleadas revolucionarias de 1830
En Francia, la revolución de julio de 1830 terminó con la monarquía absoluta. La antigua dinastía de los borbones nunca más volvió al poder y durante los siguientes dieciocho años el país fue gobernado por una monarquía constitucional con un régimen de sufragio restringido. El nuevo rey, Luis Felipe de Orleans, contó con el apoyo de la gran burguesía, formada por los ricos hombres de negocios. Mientras tanto, un abismo separaba lo que se llamó “el país legal”, es decir un reducido grupo de ciudadanos que gozaban del derecho de votar, del “país real”, donde la mayoría de los habitantes estaban excluidos del derecho a voto.

Las principales consecuencias de la oleada revolucionaria de 1830 fueron, por una parte, la pérdida definitiva del poder de la aristocracia que pasa a manos de la burguesía en Europa occidental, y, por otra parte, la progresiva  separación de los liberales en dos grupos los radicales (burquesía media y baja) y los moderados (burguesía alta y media alta),  que habían actuado en conjunto frente a las monarquías absolutas.
Mapa de las oleadas revolucionarias de 1848
Las revoluciones de 1848 comenzaron con el estallido revolucionario de Paris, cuyo eco se propagó con tal rapidez que en pocas semanas fueron depuestos los gobiernos de Francia y de los actuales países de Italia, Alemania, Austria, Hungría y Polonia. Esta oleada revolucionaria se la conoce como “primavera de los pueblos”.

En Francia, una insurrección popular derrocó en febrero de 1848 a la monarquía constitucional de Luis Felipe de Orleans y estableció una república. El gobierno se formó con una alianza entre la burguesía media y los sectores populares urbanos. Pero estos últimos no se sintieron satisfechos y protagonizaron una segunda revolución sin el apoyo de los burgueses.

La revuelta fue derrotada y a fines de 1848 Luis Bonaparte, sobrino de Napoleón fue elegido presidente de la república. El nuevo gobernante concentro cada vez más poder y en 1851 disolvió la asamblea y se proclamó emperador como Napoleón III.

En el resto de Europa, las revoluciones  contra los poderes absolutos se sucedieron a lo largo de 1848-1849. Sin embargo, pocos meses más tarde, los regímenes derrocados volvieron al poder. Una de las novedades de ésta última oleada revolucionaria fue el creciente papel que desarrollaron los obreros industriales, que comenzaron a organizarse en agrupaciones independientes y a formar sindicatos.

Las tres oleadas revolucionarias combinaron reivindicaciones liberales – por las libertades individuales, la igualdad de las personas y el sufragio universal masculino – con otras reivindicaciones de tipo nacionalista. Estas últimas reclamaban por la em de los pueblos oprimidos por los grandes estados, como los griegos  en el imperio turco, los polacos en el Imperio Ruso o los irlandeses en Gran Bretaña. El nacionalismo tuvo peso también en aquellos lugares donde no existía una nación unificada bajo un Estado, como eran los casos de Italia y Alemania, fragmentados en varios reinos independientes. Las reivindicaciones liberales y nacionales aparecieron  con frecuencia estrechamente unidas en varios países.

Actividad: Las oleadas revolucionarias. 1820-1830-1848.

1) Identificá las diferencias que existieron entre las tres oleadas revolucionarias.
2) Describí los nuevos grupos sociales que se mencionan en estas oleadas.
3) Identificá las reivindicaciones de los grupos: 
a) Liberales
b) Nacionalistas.



UNIFICACIÓN DE ITALIA


La unificación de Italia 

Antes de la formación de un Estado nacional unificado, el actual territorio de Italia se encontraba dividido en varios Estados. Los más importantes eran el Reino de Piamonte y Cerdeña, en el norte; los Estados Vaticanos pertenecientes al Papado, en el centro; y el Reino de Nápoles y las Dos Sicilias, un dominio patrimonial de la rama española de la familia Borbón, en el sur. Existían también tres ducados independientes (Toscana, Parma y Módena) gobernados por integrantes de la dinastía de los Habsburgo austríacos. Además, una parte importante de los territorios del noreste —Venecia y Lombardía, entre otros— se encontraban bajo el dominio de Austria. 

Hacia mediados del siglo XIX, la burguesía industrial piamontesa se convirtió en el principal impulsor de la creación de un Estado italiano nacional unificado, proyecto que contó con el decidido apoyo del rey de Piamonte,Víctor Manuel II, y su primer ministro liberal Camilo Cavour. En 1859, Piamonte entró en guerra con Austria y, con el apoyo de Francia, la derrotó. Piamonte incorporó Lombardía pero Austria conservó Venecia. 
MAPA DEL PROCESO DE UNIFICACIÓN DE ITALIA
En 1860, el político nacionalista Giuseppe Garibaldi organizó una expedición militar, conocida como "los mil camisas rojas", derrotó a las tropas españolas y disolvió el Reino de Nápoles y de las Dos Sicilias. Ese mismo año, luego de la realización de plebiscitos,Toscana, Parma, Módena y una parte de los Estados Vaticanos también se incorporaron al nuevo Estado. 

En 1861 ,Víctor Manuel 11 fue proclamado rey de Italia y la ciudad de Roma capital del nuevo reino. El Papa se opuso a la unificación. En 1866, como resultado de la alianza de Piamonte con Prusia contra Austria, Italia obtuvo la incorporación de Venecia. En 1867, el Papa llamó a los católicos a no intervenir en los asuntos públicos. Con el apoyo de Prusia, en 1870 las tropas italianas ocuparon el Vaticano y el Papa se consideró prisionero. Finalmente, en 1871 un plebiscito confirmó a Roma como capital del Reino de Italia. El conflicto con el Papado se mantuvo hasta 1929.