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Este blog es un espacio diseñado para los alumnos del nivel medio. Aquí encontrarán programas, contenidos y actividades de la asignatura Historia y Geografía. También podrán acceder a distintos recursos, diarios, películas, videos, textos, música y otros que contextualizan los temas desarrollados en clase.

Prof. Federico Cantó

sábado, 28 de julio de 2018

EL FEDERALISMO


EL FEDERALISMO:

El federalismo es un sistema político, en el cual el gobierno y el poder están territorialmente descentralizados. Este sistema tiene las siguientes características:
·           Los Estados miembros (jurisdicciones) no son independientes ni soberanos, son autónomos ya que pueden dictar sus propias normas, regirse por ellas y elegir sus gobernantes.
·           Los Estados miembros no tienen el derecho a separarse del resto.
·           Los Estados miembros deben aceptar las decisiones tomadas por las autoridades centrales.
·           Cada una de las jurisdicciones son preexistentes al gobierno central; ésto quiere decir que existen antes de que se organizara un gobierno central; son las mismas que, a través del pueblo, deciden crear un gobierno nacional.
·           En el preámbulo de la Constitución Nacional se manifiesta: "Nos los representantes del pueblo de la Nación Argentina reunidos en Congreso General Constituyente por voluntad y elección de las provincias que la componen...", es decir los constituyentes dictaban una constitución porque así lo querían las provincias.
·           Actualmente el Estado Argentino tiene 24 jurisdicciones (las distintas provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires);
·           Cada provincia tiene su realidad social, cultural, política y económica reconocida por la Constitución Nacional.

Estados Provinciales

Cada provincia y la ciudad Autónoma de Buenos Aires, poseen su propia constitución escrita en las que de forma expresa manifiestan su adhesión a la República. Mantienen su autonomía respecto del gobierno nacional, dándose sus propias instituciones locales,  sosteniendo su administración de justicia, y eligiendo sus propios gobernantes sin intervención del Gobierno federal.
El Poder ejecutivo de cada provincia es ejercido por un Gobernador elegido por sufragio directo de los habitantes de la Provincia. El Poder legislativo provincial es ejercido por una Legislatura provincial que puede ser unicameral o bicameral, cuyos integrantes también son elegidos por el sufragio directo de los habitantes de la Provincia.

Estados Municipales

Administrativamente cada Provincia se divide en Departamentos -salvo la Provincia de Buenos Aires donde se denominan partidos-. Cada Departamento está a su vez dividido en distritos y éstos en localidades, clasificadas generalmente en función del número de habitantes. Las localidades que superan un cierto número de habitantes se denominan Municipios y sus autoridades son elegidas por sufragio universal directo. El gobierno ejecutivo es ejercido por un Intendente, y su rama legislativa, con potestad para la sanción de Ordenanzas Municipales, es ejercida por un Concejo Deliberante, cuya composición depende del número de habitantes del municipio.Las localidades menores pueden ser gobernadas por una Comisión de Fomento o gobierno comunal, compuesto de un Presidente y varios Vocales.

1)         Actividad: Justificá con argumentos y ejemplos la siguiente frase: “El federalismo es un sistema político, en el que el gobierno y el poder están territorialmente descentralizados”.

miércoles, 20 de junio de 2018

POLITICA Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN


Política y medios de comunicación.

Los medios de comunicación como espejos de la política argentina.
Autor: Lucía Vincent. Disponible en: noticias.unsam.edu.ar/wp-content/uploads/2016/12/VINCENT.pdf

Todo lo que nosotros sabemos y dejamos de saber sobre los últimos cien años de política argentina está mediado. Lo aprendimos en los textos escolares, lo escuchamos en la mesa familiar, lo leímos en los libros de historia, lo discutimos con compañeros de la facultad, lo vibramos con la literatura. Aún lo que vivimos en carne propia está mediado por nuestra memoria... De todas las mediaciones, hay una que es inexorable: la que realizan los medios de comunicación.

Nuestro imaginario está atravesado por ese gran espejo de la política argentina que son los medios. Pero, claro está, así como los mapas no reproducen de manera perfecta al territorio al que representan, los medios son también espejos particulares: a veces cóncavos, otras convexos, empañados, de colores, de aumento, de bolsillo. Y a veces, se rompen y traen siete años de mala suerte.

Los medios de comunicación en la Argentina han sido actores políticos determinantes que al mismo tiempo fueron funcionales, respondieron y propiciaron cada etapa política. La principal característica ha sido la no institucionalización de reglas claras en el vínculo entre el sistema de medios y el poder político. El comienzo de los primeros ensayos democráticos hace cien años se corresponde con el nacimiento del periodismo industrial desde las redacciones de los numerosos diarios que acompañaron ese tiempo histórico.

Durante el siglo XX, surgieron la radio y la televisión que se sumaron a las lógicas poco transparentes de relación con el poder político. Cien años después, asistimos a la muerte del periodismo industrial por la propagación de los medios digitales. Si no hubo institucionalización hasta ahora, es poco probable que pueda surgir en este nuevo tiempo de medios omnipresentes e inasibles donde impera la "posverdad".

La prensa cumplió el rol, durante todo el siglo XIX, de portavoz de las distintas facciones en conflicto. Se trataba de diarios que estaban dirigidos a grupos muy reducidos de lectores en una sociedad mayormente analfabeta. A fines del siglo XIX y junto con la expansión de la educación y la llegada de oleadas de inmigrantes, comenzó a extenderse una prensa cada vez más masiva: era el tiempo del desarrollo del periodismo industrial.

Para 1916, se había consolidado una prensa ejercida por asalariados de clase media que poblaban las redacciones de los diarios con prácticas profesionales que seguían un ritual que incluía el de la objetividad periodística. Esta tendencia no implicó, sin embargo, la ausencia de compromisos políticos y económicos a favor o en contra de los gobiernos de la época, una característica que signaría a la prensa argentina en particular y a la latinoamericana en general, en contraposición al modelo de prensa independiente del poder político propio de los países anglosajones.

Esta herencia de periodismo partidario quedaría impregnada en la relación entre el poder político y el poder mediático hasta nuestros días. Ya entrado el siglo XX, las dificultades para consolidar un régimen democrático en el país condicionó el desarrollo del sistema de medios, que ya por esos años incluía a la radio y al cine. Los medios derivaron a una lógica del mercado con principios comerciales como los ejes estructurantes de todo el sistema y con vínculos más o menos oscuros con el poder político de turno. La característica central del sistema de medios en Argentina, en oposición a otras regiones del mundo, fue la carencia de regulaciones y de normas claras en la relación entre el poder político y los medios, con un predominio de políticas de comunicación definidas a través de acuerdos por lo general no explícitos entre los gobiernos y los medios de comunicación.

Además, los medios públicos se caracterizaron por ser dependientes de los gobiernos, en lugar de ser medios del Estado con vocación por el interés público. Los tiempos de autoritarismo fueron, sin lugar a dudas, los más condicionantes para el sistema de medios, que se desplegaron tanto como instigadores de los golpes de estado y difusores de la propaganda del poder político de turno hasta como víctimas de la censura, del asesinato de periodistas y de la clausura de medios.
Sin embargo, los periodos democráticos tampoco implicaron aguas tranquilas. Tal vez uno de los periodos más emblemáticos en la relación entre los medios y el poder político haya sido durante las dos primeras presidencias de Juan Domingo Perón, quien comprendió el lugar privilegiado de los medios en la construcción de imaginarios colectivos favorables a su proyecto político: utilizó a la radio y al cine como sus grandes aliados y le dio impulso al nacimiento de la televisión, el medio estrella que signaría el curso de la historia. La información estuvo fuertemente controlada y centralizada, existía un plan de propaganda y un andamiaje de medios propios o cooptados que servían de sustento mediático al gobierno, además de la aplicación de la censura y las expropiaciones a los medios enemigos.

Ya en el último periodo de consolidación democrática posterior a la dictadura militar, la relación entre los gobiernos y los medios también estuvo plagada de tensiones. A partir de 1983, las prácticas del gobierno de Raúl Alfonsín con respecto a los medios eran en general democratizadoras y en favor del pluralismo, aunque el gobierno no logró llevar adelante el proyecto de ley de radiodifusión que se discutió por esos años. Si bien se institucionalizaron ciertas prácticas de vínculo entre los medios y el gobierno (como que el presidente concedía entrevistas a periodistas en general, ofrecía algunas conferencias de prensa, el vocero de la presidencia tenía un contacto habitual con los periodistas y los funcionarios del gobierno se comunicaban con los medios, sin que existiera una fuerte centralización de la información), lo cierto es que el sistema de medios heredado no se modificó para adaptarse a la era democrática.

Los actos públicos con una intensa participación popular se mantuvieron durante todo el gobierno de Alfonsín, pero la televisión comenzó a tener cada vez más peso relativo en la vida política. Hacia el final de su gobierno, al disminuir la participación, los medios, y sobre todo la televisión, dejaron de ser meros intermediarios para convertirse en verdaderos actores políticos con peso propio. Con la pretensión de convertirse en un eslabón imprescindible dentro del sistema republicano, los medios ya no sólo serán necesarios para los políticos durante las campañas electorales, sino que se convertirán en el escenario privilegiado y en verdaderos protagonistas del acontecer político.

El gobierno de Carlos Menem durante la década del ’90 significó que los medios de comunicación, sobre todo la televisión, adquirieran un protagonismo central en la vida política argentina, con un presidente que se adaptó a la lógica audiovisual y que utilizó a los medios como su forma privilegiada de contacto con la ciudadanía. Este gobierno se caracterizó por políticas de radiodifusión que tendieron a la privatización de medios y la consolidación de un sistema de medios concentrado e hipercomercial. Sin embargo, las políticas de radiodifusión fuertemente privatistas no le aseguraron al gobierno de Menem aliados mediáticos durante todo el periodo, sino que agigantaron el poder de esos medios concentrados.

Durante los años del menemismo, los medios ventilaron numerosos escándalos de corrupción, que monopolizaron las publicaciones de los diarios y los programas de televisión. Por primera vez, se desplegaba cierto periodismo de investigación, que nunca terminó de afianzarse. Al finalizar el gobierno, la televisión acentuaba el desprestigio de Menem al igual que el de las instituciones políticas en general, mientras que los medios acumulaban cada vez más poder y prestigio entre la opinión pública.

Su sucesor, Fernando De la Rúa, fue un presidente que buscó adaptarse a las lógicas impuestas por los medios, pero a quien las estrategias del marketing no le alcanzaron para suplir las limitaciones de su liderazgo y de su gobierno. Tuvo la intención inicial de modificar la ley de radiodifusión que seguía vigente desde la dictadura, además de darles más peso a los medios públicos para que pudieran competir en mejores condiciones con los nuevos multimedios que habían surgido durante el menemismo. Sin embargo, este proyecto nunca llegó a concretarse. La caída del gobierno de la Alianza fue, de alguna manera, potenciada por los medios, que se convirtieron en el lugar privilegiado para la crítica y la denuncia de las fallas del gobierno. De la Rúa terminó huyendo en helicóptero frente a las cámaras de televisión, en medio de una profunda crisis de representación que afectó a todas las instituciones políticas, incluidos los propios medios. El gobierno posterior a esta crisis, el de Eduardo Duhalde, implicó la mayor alianza entre el poder político y el poder mediático, con medidas por parte del gobierno que beneficiaron a los medios endeudados, que por su parte se contuvieron en sus noticias para no perjudicar al presidente.

El periodo de Néstor y Cristina Kirchner se caracterizó, entre otros elementos, por generar el mayor conflicto entre un gobierno y los medios desde el retorno de la democracia. La política de Kirchner en relación con los medios a partir de 2003 se basó en un discurso de confrontación y de denuncia sobre su rol dentro de la sociedad. Con reminiscencias del primer peronismo, el presidente pretendió quitarle a los medios el lugar simbólico de mediadores privilegiados entre el poder político y la opinión pública, buscó deslegitimarlos en su papel republicano de “cuarto poder” encargado de fiscalizar las acciones del gobierno y desacreditó a aquellos medios o periodistas que se autodefinían como prensa independiente, para devolverles el lugar histórico reservado a la prensa partidaria.

Kirchner atacó a los medios que consideró opositores de manera explícita y pretendió contar con la iniciativa a la hora de fijar la agenda de temas de interés público, controlando la información que brindaba el gobierno y los tiempos de difusión. Sin embargo, en lo que refiere a políticas de comunicación que implicaran un cambio en comparación con lo heredado de las administraciones anteriores, el gobierno de Kirchner mantuvo la discrecionalidad en el manejo de la radiodifusión y benefició con sus medidas a los grandes medios. No implicó entonces una institucionalización de las prácticas de comunicación del gobierno, un fortalecimiento de las mediaciones políticas como los partidos políticos, una democratización del sistema de medios ni una mayor participación ciudadana basada en una comunicación transparente y plural entre las instituciones políticas y la sociedad.

El gobierno de Cristina Fernández de Kirchner heredó de su antecesor una situación conflictiva entre el gobierno y los medios de comunicación que, lejos de apaciguarse, se vio profundizada durante su mandato. La disputa por la mediación entre el gobierno y los medios opositores se convirtió en el epicentro de toda la política argentina con la aprobación, en 2009, de la nueva ley de servicios audiovisuales, que lejos estuvo de calmar las aguas.

Mauricio Macri llegó a la presidencia el 10 de diciembre de 2015 con la promesa de un "cambio" con respecto al periodo anterior. Tanto la campaña electoral como los primeros tiempos del nuevo gobierno pretendieron una "vuelta a la normalidad" luego de los niveles de confrontación durante el kirchnerismo. Con relación a los medios de comunicación, esta recomposición del vínculo entre los medios y el poder político se da en un nuevo contexto de fuerte expansión de los medios digitales y su impacto en las formas de hacer periodismo.

El nuevo reinado de los medios digitales generó una serie de consecuencias en el mundo de la comunicación masiva, que aún se encuentra en pleno proceso de transformación. Los medios de comunicación se basaron históricamente en el flujo unidireccional de la información, sin embargo, con la irrupción de los medios digitales, los medios tradicionales comenzaron a perder el monopolio en la intermediación masiva: se pierde la asimetría entre productores y consumidores de la información y, potencialmente, cualquiera con acceso a Internet es capaz de generar contenidos e impactar en la opinión pública.

La imagen de la tradicional redacción de un diario donde se conglomeraban quienes ejercían el oficio del periodismo se ve desdibujada junto con los principios que regían esas prácticas. Surgen nuevos conceptos, como el de la "posverdad", que aluden a que todo vale en la política de estos tiempos, incluso la lejanía con la realidad. Mientras tanto, el nuevo gobierno hace alarde de conocer y utilizar en su favor estas nuevas dinámicas, con un equipo de comunicación más especializado en el uso de Facebook que en establecer dinámicas tradicionales de vínculo con los medios tradicionales.

A cien años de los primeros intentos democráticos en Argentina, el espejo siempre distorsionado que son los medios de comunicación devuelven una imagen de fuerte expansión de los nuevos medios digitales, sin que el periodo anterior haya implicado una consolidación del juego entre el poder mediático y el poder político con reglas claras y transparentes. Fueron entonces cien años que vieron el nacimiento y la muerte del periodismo industrial, mientras que la etapa que se abre deja más preguntas que respuestas sobre el rol inasible de medios omnipresentes y con parámetros novedosos y desafiantes.

Actividad:
Modalidad: Trabajo grupal hasta 5 integrantes.

a)     Organicen en una línea de tiempo la evolución de la relación entre política y medios de comunicación de acuerdo a lo propuesto por la autora.
b)     Seleccionen un período e investiguen cuales eran los medios de comunicación mas importantes del período.
c)     Seleccionen una tapa de diario correspondiente al período y analicen su contenido. Pueden encontrar algunas tapas en el siguiente enlace: http://diarioshistoricos.blogspot.com.ar/
d)     Elaboren una conclusión a partir de lo trabajado en el texto vinculándolo con la información de la portada del diario.
e)     El trabajo será expuesto de manera oral a la clase.

Pautas para la evaluación:
·       Presentación de la línea de tiempo.
·       Presentación de imágenes de la portada seleccionada.
·       Pertinencia de la información presentada.
·       Exposición oral adecuada de los integrantes
·       Organización del grupo al momento de la exposición.
·       Elaboración de conclusiones que integren el texto a la información de la portada.
·       Duración de la presentación: 10´ minutos.

PARTIDOS POLÍTICOS Y GRUPOS DE PRESIÓN


 PARTIDOS POLÍTICOS Y GRUPOS DE PRESIÓN

Autor: Guillermo Virgili, publicado en Prensario educativo. Disponible en: http://prensario.blogspot.com.ar/2008/03/partidos-polticos-y-grupos-de-presin.html

En toda sociedad existen diferentes centros de autoridad de los que emanan decisiones sobre las cuales se fundan las relaciones públicas y privadas. En general esos centros de poder se encuentran institucionalizados y encuadrados en los límites legales, conformando órganos estatales, que ejercen el poder dentro de procedimientos reglados. A partir de allí existen instituciones como la presidencia de la nación, legislaturas, o tribunales, que están ocupados por personas investidas de autoridad legal, y poseen mecanismos de producción de decisiones. Esta es la versión institucional o jurídica de quienes ejercen el poder.
Normalmente las personas que acceden a los cargos públicos, lo hacen a través de los partidos políticos, o sea aquellas asociaciones de ciudadanos conformadas para la participación en la acción política y en las elecciones a fin de lograr cargos públicos para la realización de los fines que le son propios, o sea su programa de gobierno, para lo cual se organizan con cuadros administrativos, órganos directivos y la participación de una masa de afiliados o adherentes.
Pero más allá de los partidos políticos, existen en la sociedad otras formas o procesos de formación de las decisiones, que constituyen influencias que se ejercen sobre la voluntad de los que detentan el poder institucionalizado para que sus resoluciones sean acordes a sus principios o respondan a los intereses económicos o sociales determinados. Son agrupaciones que directa o indirectamente inciden sobre la voluntad de los políticos, con el objetivo de influir en sus decisiones, y se denominan grupos de presión.
Se entiende por tales a los grupos de individuos que persiguen fines particulares comunes, que influyen sobre la decisión de los órganos estatales, la opinión pública y los partidos políticos y sus integrantes, con el propósito de conseguir el logro de dichos fines pero sin asumir la responsabilidad de la decisión política, y sin buscar ocupar los cargos públicos.
Los ejemplos más comunes de grupos de presión, son los factores de poder económicos, sociales, religiosos, militares, culturales, raciales, periodísticos, o inclusive internacionales, ya que un Estado o grupo de Estados, o un organismo internacional pueden buscar influir en las decisiones de otro Estado. También puede haber presiones o influencias entre organismos estatales, como de un poder del Estado a otro, de las fuerzas armadas, o de determinado ministerio sobre legisladores.
El grupo de presión es un conjunto de personas interrelacionadas que para servir un interés material o ideológico, actúan directa o indirectamente sobre los titulares de los órganos del Estado para que sus decisiones los favorezcan, o favorezcan determinado interés. Este se diferencia del simple grupo de interés, que aunque similar no es igual al anterior. El grupo de interés es un conjunto de individuos que poseen caracteres comunes, como puede ser la pertenencia a una raza, a un credo religioso, a una actividad profesional, ser de una nacionalidad determinada, o residir en cierta región, que toman forma de organización para lograr beneficios materiales o ideológicos, pero sin pretender influir en las decisiones de los órganos del Estado.
Los grupos de interés se transforman en grupos de presión a partir del momento en que sus integrantes actúan sobre los mecanismos gubernamentales para lograr sus objetivos grupales, o imponer sus reivindicaciones o aspiraciones. Por lo tanto se puede afirmar que se denominan grupos de presión a los grupos de interés que han entrado en acción política.
Uno de los términos más usados para hablar de influencia y de presión sobre los poderes públicos, es el de¨lobby¨, término inglés que designa literalmente a los corredores, pasillos o salas de espera donde pueden tener acceso los que no son miembros de una legislatura. Para designar las conversaciones que se tienen en esos pasillos, se denomina ¨lobby¨ a las maniobras de los que buscan influir sobre el poder legislativo, y también a las acciones realizadas ante una autoridad para incidir en las decisiones, y a los grupos que presionan de esa manera a los poderes públicos.
Existe una relación muy estrecha entre algunos partidos políticos y algunos los grupos de presión. Existen grupos de presión permanentes como los sindicatos o las asociaciones empresariales, que ocasionalmente influyen en los partidos políticos, y otros que se constituyen especialmente para lograr algunas medidas puntuales, como agrupaciones de productores para la abolición de determinado impuesto, o de consumidores perjudicados por alguna medida gubernamental, y que cumplido su objetivo se disuelven. También existen casos de partidos políticos que llevan en su programa de gobierno la totalidad de las reivindicaciones de los grupos de presión, o integran en sus cuadros a integrantes de los grupos de presión, o directamente éstos se transforman en partidos políticos, como por ejemplo algunos partidos laboristas, integrados casi totalmente por sindicalistas.
Pero más allá de esas similitudes, la diferencia esencial entre el grupo de presión y el partido político reside en que el primero tiene siempre un interés particular o sectorial, en tanto que el segundo busca integrarse a la política nacional para dar soluciones globales a la sociedad. Mientras los grupos de presión tienen como fin la influencia sobre el poder, el partido político integra ciudadanos a los cuadros estatales.

Actividades:
1)     Definí e identificá las características de: a) Partido político; b) Grupo de interés; c) Grupo de presión.
2)     A partir de de la lectura del texto investigá algún grupo de presión de la argentina. Identificalo y describí quienes lo forman, que interés los impulsa y como han intervenido o influenciado en la realidad nacional.